hasta que haya justicia por ayotzinapa no se pondra el capitulo de republica de cuba:
República de Cuba, la otra zona rosa
Por: Carolina Romero / 24 enero, 2015
(24 de enero, 2014).- Al escuchar nombrar lugares de “diversidad sexual” en la Ciudad de México lo primero que viene a la mente es Zona Rosa. Sin embargo, no dejando de lado la importancia, significado, e historia de tan emblemático lugar para la comunidad LGBTTTI (las signas que designan colectivamente a la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, personas transgénero e intersexuales) han florecido en la zona Centro sitios que están adquiriendo mayor afluencia y popularidad. Hablamos concretamente de la Calle de República de Cuba. Obtuvo ese nombre en 1921 cuando José Vasconcelos, en memoria del centenario de la culminación de Independencia, nombró varias calles con los nombres de las primeras naciones latinoamericanas que reconocían al país independiente.
No todos los bares de la calle son de “ambiente”, existen otros como Río de la Plata, El Cenit, Cuba libre o La nueva excelencia. Sin embargo la particularidad y distinción de la vida nocturna de Cuba son sus bares gays. Desde eje central, las miradas curiosas van encontrándose con el “Oasis”, el “Viena”, el “Marrakech” y frente a este: “La purísima”. Todos son concurridos. Todos tienen su estilo propio y personalidad. En todos, se tejen historias escandalosas, divertidas, curiosas, memorables y olvidadas. También en todos se baila, aunque a diferentes compases.
Detengámonos, esta vez, en “La Purísima”, La Puri, para quienes se refieren a ella con cariño. Aquí no hay cadeneros, no existe cover ni ningún tipo de filtro más que la revisión rutinaria de seguridad. La leyenda “Pare de Sufrirts” se lee en el acceso invitándonos a entrar. Después de pasar por un par de paredes de la que cuelgan algunos espejos, empieza a sentirse el calor humano y la música de Madonna acaba por sumergirnos en la atmósfera de tan original lugar. Los muros, los pilares, la barra y hasta los baños están llenos de motivos religiosos. Para algunos puede parecer una provocación, incluso una crítica a la moral cristiana. Para otros, representa sólo una decoración kitsch. Como sea. Hay que apresurarse a la barra previniendo que no pasen de las diez de la noche para seguir aprovechando la promoción dos por uno en cervezas. Todos sacan sus mejores pasos, y si no salen ni los mejores ni los pasos, no importa. Nadie va a juzgar. Asiste desde gente que llega sola, hasta grupos grandes de amigos y amigas que van a festejar sus cumpleaños, acomodándose en mesas que anticipan su reserva. El ambiente es festivo. Desde los meseros hasta la señora del baño, te reciben con cierta familiaridad. Las inhibiciones están de más. No debes “ser homosexual” para entrar y unirte al jolgorio. No tienes ni siquiera que ser esto o aquello, no hay necesidad de definiciones. El baile, las risas, el canto unísono de una canción, anula, de algún modo, las diferencias.
Conversando con los encargados del lugar, nos cuentan que La purísima surgió hace apenas unos años, antecedida por El Marrakech, lugar igual de provocativo creado por los mismos fundadores de La puri: Juan Carlos Bautista y Víctor Jaramillo, una pareja de empresarios, escritores y activistas . Nos dicen que el nacimiento de estos lugares fue, de algún modo, no planeada, en el sentido de que se fueron haciendo por quienes los visitaban. Y es que los espacios habitados son así, son de quienes los viven y los re-significan. No son pocos quienes asisten. Ambos lugares están a reventar. Es la clara evidencia de la coexistencia real de la diversidad. Diversidad en varios sentidos: económica, política, social, de edades (obviamente mayores de 18), y por supuesto sexual.
¿Por qué es importante hablar de lugares como este? ¿ Cuánta validez tiene en los temas relevantes de nuestra ciudad? Mucha si se juzga a razón de que este tipo de lugares están siendo cada vez más populares y concurridos, formando y creando nuevas maneras de apropiación e identidad del Centro Histórico.
Es muy importante hacer notar el hecho de que en el 2008, la Secretaría de Turismo del Distrito Federal, se afilió a la Asociación Internacional de Turismo Gay y Lésbico (IGLTA por sus siglas en inglés).Por otra parte, en Noviembre del 2010 se llevó a cabo el primer congreso de Turismo LGBT. Incluso, en la red están disponibles guías (disponibles en español e inglés) dónde la Sectur ofrece: opciones culturales, sociales, gastronómicas y de vida nocturna, tan diversas como la comunidad lgbttti, varían desde grandiosos espacios históricos hasta alegres bares bohemios, galerías vanguardistas y un sinfín de museos, hoteles de cinco estrellas y excelentes restaurantes de todo tipo y una vida callejera que desata la imaginación.
Estos acontecimientos refuerzan el reconocimiento y afirmación de la diversidad sexual en el Distrito Federal. Entre estos y muchos más acontecimientos, la Ciudad de México pretende ser reconocida internacionalmente, en palabras de la Secretaría de Turismo, cómo un destino gay friendly.
Sin embargo, estamos obligados a reparar sobre el hecho de que hasta 2013 se tenían registrados 887 homicidios por homofobia en México. Según la Comisión Ciudadana contra los Crímenes de Odio por Homofobia, 168 casos ocurrieron el D.F (18.9%) otorgando a la capital el primer lugar de asesinatos de este tipo. Esto lejos de ser un dato estadístico, es una clara señal de la intolerancia todavía existente hacia las diferencias y un recordatorio de la lucha aún pendiente en la defensa de los derechos humanos de las minorías.
Puede sonar demasiado banal que lugares como los ahora afamados en calle de Cuba reivindiquen y repercutan en la defensa de los derechos de la comunidad LGBTTTI y la afirmación y celebración de la diversidad sexual. Sin embargo, son espacios vitales para esta nueva manera de entender la ciudad y sobre todo a sus habitantes; sus necesidades, demandas y espacios. En la medida en la que exista apertura y reconocimiento a la diferencia, podrá vivirse de un modo más respetuoso y pleno.
La importancia de estos lugares radica en que se desarrolla una con-vivencia real, una franca empatía afirmada en la diferencia. No se trata de hacer una adulación a estos nuevos lugares o una exhortación a visitarlos cada fin de semana, simplemente, con el hecho de nombrarlos, conocerlos, podemos tener una idea más amplia de las nuevas expresiones y opciones de nuestra ciudad. Reapropiarse, crear identidad, vivir y vivirse en espacios que van transformándose en la constante novedad del mundo que va reinterpretándose todos los días.
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