Te escribo a ti, de cualquier edad, sexo, complexión, olor y sabor, te escribo a ti para contarte, algo que tal vez conoces muy bien, algo de lo que sólo has sido testigo pero no participante, para que sepas como se ve desde otro lado, desde éste lado, cómo se vive desde otro cuerpo, uno que es sólo un poco diferente al tuyo. Pero no un cuerpo vacío, sino un cuerpo habitado, sentido, apreciado y cuidado.
Es un día como cualquier otro, verstirse , sentir comodidad con lo que elegido o quizá no le darle la mayor importancia. Saliste de casa a estudiar, trabajar, buscar chamba, a pasear, a buscar lo que sea que busques.
¿Te mira alguien mientras caminas? Suele haber gente alrededor, que no te miran o te ven como si fueras sólo una sombra, pero casi siempre hay alguien que te mira de forma penetrante, con una insistencia que te causa nerviosismo, aunque el encuentro dure sólo segundos. Esas miradas penetrantes buscan algo en tu cuerpo, y a veces te buscan también los ojos, para que sepas que te están viendo porque pueden, y no les importa ponerte nervioso, incomodarte. Respira, va a pasar rápido. A veces te hacen saber con otros gestos que te miran. ¿Tuviste la mala suerte de notar esa mirada perturbadora? No tengas miedo, generalmente, como dice el dicho “si ladra no muerde”. Habrá quienes a lo mucho, te enseñarán los colmillos cuando sus caminos se crucen, entonces murmurarán algo que tal vez ni alcances a entender, chasquearán la boca, pujarán, salivarán o apretarán los dientes dejando salir un siseo. Algunos incluso se inclinarán un poco buscando que su gesto llegue a tu oído, harán como que tratan de olerte.
Tienes dos opciones: esquivar o enfrentar, según el arrojo con que te sientas ese día. Si los esquivas trata de no quedarte con eso en tu mente, sabes que como ése habrá miles, millones en tu vida, en ese recorrido entre la puerta de tu casa y la parada del camión, en ese trasbordo del metro, en ese paseo en la calle. Si lo vas a enfrentar, no tengas miedo, a veces basta que les dirijas una mirada seria con un gesto enjuto, para que pierdan toda esa “valentía” y te dejen de mirar así. Puede que con un simple ¿qué miras? Logres que bajen la mirada y se vayan con la cola entre las patas. Pero estate alerta, quienes menos entienden qué te están acosando, son capaces de responder alguna grosería, mentada o tratarán de intimidarte y humillarte, pero puedes seguir caminando y ese espantoso momento será cosa del pasado… aunque más adelante pueden venir alguien más.
Pero no, no sientas inseguridad, no necesitas voltear a mirarte, no traes abajo la bragueta del pantalón ni la ropa se ha vuelto transparente, tampoco es tu culpa que ciertas partes del cuerpo se muevan al caminar, tu ropa, esa que te pusiste y te hizo sentir bien, está ahí, no ha desaparecido. No eres tú ni lo que traigas puesto. Son quienes miran, son quienes te escudriñan.
Ya sé, todavía no llegas a la escuela o la oficina, a abrir el negocio, a ver al primer cliente. Pero no te quedes con eso, no dejes que pesen esas miradas. Sacúdelas de tu mente. Si les das importancia, te sentirás miserable. Saca el mecanismo de defensa y blíndate.
Hay quienes usan audífonos o lentes oscuros, para no escuchar y fingir que no ven, que no están ahí. Hay quienes ya lograron nulificar del todo esa pasarela inquietante, son cosas que, conforme creces, te vas obligando a hacer. Pero, una cosa es fingir que no están y otra dejar de estar alerta. No puedes dejar de estar alerta.
La mayoría sólo mira, pero en algún momento, tarde o temprano, te va a tocar alguien que vaya más allá de las miradas pesadas.
Sabemos que hay muchas cosas dentro de la cabeza en qué pensar, pero así como tratas de tener cuidado por dónde caminas, también debes tener cuidado con quiénes se acercan a ti. Suena a una completa paranoia, una pesadilla ¿cierto?
Relax, terminas acostumbrándote, integrándolo a la rutina, suena terrible, pero es parte de la sobrevivencia a esa situación. Es importante porque te ahorra muchos episodios horribles, necesitas anticipar y estar la mayor parte del tiempo alerta. Si alguien con malas intenciones nota tu distracción no dudará en aproximarse y tocarte, pero igual aprovecharía cualquier momento. Por supuesto, en el transporte, en la calle, la gente se toca por accidente, pero hay quienes buscarán situaciones donde parezca pretexto y otras serán totalmente invasivos contigo, con tu cuerpo. Aprovecharán situaciones de confusión y movimiento, como la salida o entrada al metro, el cruce en un semáforo entre mucha gente, que todos estén apretados en el microbús, qué sé yo. Si a pesar de las precauciones o por traer demasiadas preocupaciones encima te tocan, controla la ira y no tengas miedo (es fácil decirlo, lo sé). Quien lo hizo busca justamente tu miedo y tu desconcierto. Se escabullirá para no enfrentar la situación, hará lo posible porque no sepas quién es. Además de la ira, te van a dar ganas de llorar, llora si quieres, enfrenta si tienes fuerza para hacerlo. Puedes denunciar. Las leyes te apoyan, y esperemos que también quienes se encarguen de la denuncia estén sensibilizados o necesitarás más fuerza para continuar. Si sólo quieres hacerle una advertencia, está bien, hay muchas maneras de enfrentar, tal vez tengas ganas de ejercer violencia como respuesta a la violencia que has recibido. Todo pasará por tu mente en menos de un segundo y tendrás que reaccionar rápido y decidir.
Las cosas van a cambiar, te lo prometo, no será fácil, pero estamos haciendo todo lo posible. Quiero que llegues bien a tu destino, a enfrentar tu día con serenidad, ya suficientes cosas tienes encima. Si es un buen día, llegarás sin contratiempos.
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