¿Qué le pasa a MAME?
En ciertos círculos sociales y políticos la figura del jefe de Gobierno, el dr. MAME (sí, MAME, Miguel Ángel Mancera Espinosa), está dejando un amargo sabor de boca. Los recientes sucesos en materia de seguridad pública que han sacudido al barrio de Tepito, son una pequeña muestra de la perturbadora ineficacia del gobierno de MAME para tratar con una ciudad ya de por sí complicada.
Acompañando sus desaciertos en esa materia, que van más allá de lo discursivo que, por cierto, ya dejan mucho que desear, MAME ha tenido curiosas y amables atenciones con la iglesia católica, antes férrea opositora al gobierno capitalino en cuanto a la vigencia de leyes progres, presidiendo un acto en el mismísimo atrio de la catedral metropolitana, compartiendo escenario con Norberto Rivera, el ínclito líder religioso protector de pederastas (faltó muy poco para que MAME cambiara su renegada y ya clásica chamarra de cuero negro, por un gracioso ropón de monaguillo); pero no sólo eso, el jefe de Gobierno se ha dejado ver con inusual insistencia en eventos de relumbrón, compartiendo cámara con personajes no del todo “agradables” para la opinión pública, tal y como puede usted comprobar en la foto que acompaña esta columna, y no, no me refiero a “Pedrito” Fernández, si no a la sonriente mujer de pelo corto, que no es otra que la señora Martha Sahagún de Fox, la cónyuge del productor de mota en potencia, y ex presidente de México entre otras gracias, Vicente Fox.
Pero volviendo a MAME y su administración, particularmente en materia de seguridad pública y los hechos que mantienen en tensión al barrio de Tepito, no es para menos que la percepción sobre seguridad que tienen los capitalinos comience a deteriorarse luego de la desaparición de 11 jóvenes a plena luz del día, pues ¿qué clase de gobierno tiene una ciudad como ésta, si 11 seres humanos pueden desaparecer sin dejar rastro alguno?, pero no sólo eso, las respuestas del gobierno capitalino al respecto han sido más bien ambiguas, particularmente las de MAME. Veamos.
No bien comenzaban a saberse los detalles de la desaparición de los 11 muchachos, cuando MAME, con un celo lingüístico admirable, se apresuró a aclarar que los jóvenes no estaban “desaparecidos”, si no “ausentes”, que no es lo mismo, pero es igual. Pero el ímpetu verbal que suelen tener los políticos mexicanos cuando las crisis y críticas arrecian por su mal desempeño, no se vio, en lo absoluto, mermado. En el evento realizado en el atrio de la catedral, evento líneas arriba referido, MAME tuvo a bien precisarle al mundo que la Ciudad de México está “fuerte y viva”, y recomendó a los inquilinos del Distrito Federal que hablemos puras cosas bonitas de la ciudad que “de todo lo demás, el gobierno se va a ocupar”, que si desaparecieron 11 jóvenes a plena luz del día en una de las zonas más transitadas de la capital, bueno, sí es cierto, pero también es cierto que la Alameda está bien bonita, que si la percepción de “burbuja” de seguridad que tenía el DF comienza a desvanecerse en vista de una oleada de hechos delictivos en Tepito que tienen como telón de fondo una lucha soterrada entre bandas criminales para hacerse del control de la distribución de droga en la ciudad, bueno sí, también, pero aquí los servicios de seguridad son bien tolerantes con las marchas y protestas en las calles, que si los servicios de seguridad de la capital han actuado de manera inadecuada y han llevado a cabo detenciones arbitrarias contra los participantes de las protestas, bueno sí, pero…
AMLO sale a escena
Hace unos días, Andrés Manuel López Obrador, mejor conocido como AMLO o MALO, según la orientación ideológica de quien lo cite , defendió la administración de MAME de una supuesta ofensiva mediática orquestada por el secretario de Gobernación, por cierto, tocayo del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Osorio Chong, también conocido en el bajo mundo de las siglas-que-los-medios-de-comunicación-utilizan-para-ahorrarse-espacio-en-los-títulos-de-las-noticias, como MAOC.
Según el tabasqueño, MAME es un hombre recto en quien los capitalinos podemos confiar, y que los actuales escándalos que han desacreditado su administración son sólo la consecuencia de un complot ordenado por el gobierno federal; sin embargo, el espaldarazo de AMLO a MAME no es, ni de lejos, una desinteresada profesión de fe al jefe de Gobierno. AMLO, y con él buena parte de la izquierda, saben que la capital del país sigue siendo un bastión envidiable en tanto coto de poder político y económico, saben, también, que más de un político priista tiene los ojos puestos en la capital del país y que trabajan, día y noche, en su conquista, se trata, pues, de un movimiento elemental de sobrevivencia política para la izquierda electoral, y es que a nadie, dentro de esa corriente ideológica, conviene la pérdida de un bastión que desde 1997 ha dado tan buenos réditos políticos.
Entonces, ¿qué le pasa a MAME?
Frente a los desatinos del jefe de Gobierno, valdría la pena preguntarse ¿qué embrujo cayó sobre MAME para hacerlo desatinar al frente de la capital del país?, a lo que yo respondería que ese “embrujo” lleva por nombre: Presidencia de la República. MAME se ha dejado seducir por quienes lo catapultaron, apenas llegaba a la jefatura de Gobierno, a la candidatura de la izquierda para la presidencia en el 2018, se tomó tan en serio su papel que olvidó gobernar y ahora se dedica a hacer campaña.
Para el 2018 falta mucho tiempo y en ese tiempo pueden pasar muchas cosas, entre otras, la descomposición social y política de la capital del país y el descrédito de la izquierda para seguirla gobernando. Al tiempo.
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