poso de los deseos deprimidos Werevertumorro, Karla y la muerte de la televisión, Otro canal que la está regando y El dilema de criticar a Televisa
Werevertumorro, Karla y la muerte de la televisión
EL POZO DE LOS DESEOS REPRIMIDOSÁlvaro Cueva
2013-07-31 •
No hay peor ciego que el que no quiere ver. La televisión, tal y como la conocimos en los últimos años, está muriendo.
Por más que las grandes cadenas nacionales jueguen a las estridencias, todos los ratings de todos los canales de todo el planeta se están atomizando.
¿Ahora entiende esa ridiculez de que justo ahora, cuando esto va de bajada, los mexicanos vayamos a tener más cadenas y más señales? ¡Ya para qué!
La gente, sin importar su edad ni su nivel socioeconómico, está emigrando y no nada más a la televisión de paga. Hay algo maravilloso en el ambiente donde está todo, absolutamente todo, lo que antes nos daba la televisión, pero sin sus limitaciones.
Es internet y ahí no hay que andar levantando elefantes blancos para conquistar a las audiencias, no hay que pasar por sociedades autorales ni sindicatos.
Se puede decir lo que se piensa, mencionar marcas, gobiernos, hablar como hablamos todos. ¡Es el paraíso!
Ojalá que algún día nos podamos sentar a discutir cómo le va a hacer la industria de la televisión mexicana, que se comporta de una manera tan peculiar en relación a las de otras partes del mundo, para sobrevivir, ya no se diga para crecer, en semejante contexto.
Mientras, permítame insistir. No hay peor ciego que el que no quiere ver. La gran fiesta de la industria del espectáculo ya no son el Oscar, los Grammys ni nada de eso. Son los MTV Millennial Awards.
Dígame, por favor, que usted también vio esta ceremonia, ya sea en vivo, a través de las redes sociales, cuando se organizó o de manera diferida, en el canal MTV, el domingo pasado.
¿No se le hizo la cosa más increíble del universo? Por fin unos premios de la gente, con la gente y para la gente.
Y aquí nos podemos comenzar a pelear: ¡Cómo es posible que una cosa tan naca donde se premia al bombón del año y un montón de “tonterías” sea mejor que el esfuerzo de una academia profesional que celebra el arte y la calidad!
Pues sí, sí es posible, porque esas academias, salvo honrosas excepciones, jamás se preocuparon por evolucionar y pretenden seguir clasificando el espectáculo como se clasificaba en la primera mitad del siglo XX y pues, con la pena, ya no se puede.
Hoy los conceptos, los lenguajes, los géneros y los formatos fueron, vinieron, se mezclaron y se volvieron a separar, y las prioridades del público, de los anunciantes y de la industria, también.
Vale más un trofeo de Francotuiteador del Año que uno de Mejor Actor Secundario. Vale más un diploma de Icono Digital del Año que uno de Mejor Dirección de Escena.
MTV, una vez más, volvió a cambiar la historia de la comunicación nacional e internacional dándole su lugar a las cosas, poniendo el acento donde se tiene que poner, alimentando a una nueva generación de jóvenes.
Usted no sabe lo orgulloso que yo, como crítico, me puedo sentir de lo que vieron mis ojos ese domingo. Me sentí parte de la historia, de un cambio, justo como me sentí cuando MTV inició sus transmisiones.
La fiesta, por supuesto, fue un desmadre y eso era exactamente lo que se pretendía: subir a la pantalla la espontaneidad, la irreverencia, pero al mismo tiempo el talento y el profesionalismo de lo que está pasando en las redes sociales.
Amé la conducción de Karla de Souza y de Werevertumorro. ¿Por qué? Porque son dos personalidades a las que admiro y respeto con todo mi corazón, pero también porque no son estrellitas oficiales ni de una empresa ni de una industria.
Karla es la mujer del año por su personaje en la película Nosotros los nobles y Werevertumorro, el hombre de la década por todo lo que ha hecho a lo largo de más de seis años de trabajo continuo en las redes sociales.
A su lado, las luminarias de los premios TVyNovelas son una pobre estupidez. Ellos no valen por una marca, no valen por un reflector, valen por ser ellos mismos y de eso se trata la comunicación del siglo XXI.
Y si se veían gordos, flacos, chichones o nalgones, ¿a quién le importa? No tienen nada que ocultar. No tienen por qué fingir.
Los MTV Millennial Awards fueron una experiencia fabulosa porque, además, sirvieron para lo que todos los premios tienen que servir: para cambiar vidas, para cambiar carreras, para cambiar esquemas y para vender.
¿Notó usted el contraste entre las personas que se presentaron en esa fiesta y las que normalmente se presentan en todas las premiaciones?
¿Notó usted cómo, a muchos de ellos, los comenzamos a seguir a partir de ese punto?
¿Notó usted que ahí se colocaron canciones, series y cualquier cantidad de productos y servicios? ¡Fue algo sensacional!
No hay peor ciego que el que no quiere ver. El presente, ya no se diga el futuro, no está donde estaba antes. O volvemos a aprender de MTV, o volvemos a aprender de MTV.
Enormes, los MTV Millennial Awards estuvieron enormes. ¿A poco no?
Otro canal que la está regando
EL POZO DE LOS DESEOS REPRIMIDOSÁlvaro Cueva
2013-07-26 • HEY!
Llevo más de un mes mirando la nueva programación del canal El Gourmet para escribir sobre ella. ¡Más de un mes! Y por más que la veo y la veo no encuentro nada medianamente valioso en términos periodísticos.
¿Por qué? Porque el canal El Gourmet murió. Lo siento mucho. Descanse en paz.
¿A qué me refiero con eso de que murió? A que ya no es ni la sombra de lo que fue y a que sus nuevos programas tienen de nuevo lo que yo tengo de ciudadano checo.
Antes El Gourmet era la base. Ahí estaban los mejores chefs-comunicadores, los mejores shows de cocina, las recetas que todos soñábamos con preparar, lo viajes que todos queríamos hacer.
Pero eso era antes, cuando no había otros canales más o menos parecidos, cuando el tema de la gastronomía no estaba tan desarrollado ni en la televisión de paga ni en la televisión abierta nacional (incluyendo la pública).
Ahora, prácticamente todas las estrellas que le dieron sentido a esa estación se fueron a los canales de la competencia o vaya usted a saber dónde, pero esto es un escándalo, porque deja sin identidad a El Gourmet y no manda el mensaje de que sus ejecutivos no saben retener a su gente.
¡Y luego los programas! ¡Por favor! ¡Están horribles! Los que son en estudio son idénticos uno tras otro, con unos chefs que serán muy buenos cocinando, pero que son un desastre hablando.
Y los que son en locación, peor. Como que producen con las peores cámaras, con los presupuestos más pequeños o sin la más básica fuente de iluminación, porque todo se ve feo, triste.
Sí, yo sé que a los señores de esta señal no les importan las críticas, porque son particularmente soberbios y como les va muy bien con las ventas locales en Argentina, lo demás no les interesa.
Pero sí deberían bajarse de su pedestal y entender una cosa: si sus criterios van a ser locales, quédense en su tierra y no nos manden su canal.
Si nos lo van a mandar, aguántense y piensen global. Acá, a lo mejor no somos tan finos, pero tenemos magníficas opciones.
Y de ver una cocina oscura y vacía con un tipo que tiene que voltear a ver sus apuntes para decirnos, tímidamente, que no es lo mismo la cocina de los hombres que la de las mujeres(¿?), a ver a alguno de los mejores cocineros del planeta en espectáculos cada vez más novedosos, pues nos quedamos con cualquier cosa menos con El Gourmet. ¿O usted qué opina?
MIRANDA Y EL BEBÉ REAL
Estamos de acuerdo, todo el mundo ama al bebé real y todo el mundo quiere saber del bebé real. Cómo nació, cómo va a vivir, hasta dónde va a llegar. ¡Es la nota!
¿Y quiénes son los mejores para darnos esta información? Los ingleses. ¿Y cuál es la gran televisora de Inglaterra? La BBC, que en México podemos sintonizar a través de las señales de paga BBC Entertainment y BBC HD.
Bueno, pues agárrese fuerte de donde pueda, porque mañana a las 20 horas estos señores nos van a agasajar con el mejor programa especial que alguien pudiera ofrecer alrededor de este tema, dentro de su ciclo llamado London Calling.
Se llama By Royal Appointment y si no lo ve, me enojo, porque ahí van a estar todos los datos, todas las fuentes y todas las imágenes.
BBC tiene acceso a lugares y personas a las que nadie puede ver, a las que nadie más puede entrevistar. Es una obligación para todos los amantes de la televisión.
Y ya que ando en BBC, dígame, por favor, que usted también está viendo Miranda. Pasa los domingos de 19 a las 20 horas con varias repeticiones a lo largo de la semana, incluso hoy de 11 a 12 horas.
¿Qué es? Un gran programa de comedia, tipo sitcom, de la televisión británica.
¿Por qué habría que verlo? Porque es impresionante el contraste entre un sitcom inglés y los tradicionales que todo el tiempo estamos viendo de Estados Unidos.
Esto nos puede servir a nosotros, como televidentes, para ver en dónde estamos parados y para evaluar quién lo hace mejor, y esto le puede servir a los comediantes, productores y ejecutivos mexicanos que están dudando, que están buscando, que están proponiendo.
En el remoto caso de que usted no sepa qué es un sitcom, resumámoslo en que es un programa de comedia que se graba con público en vivo, como si fuera una obra de teatro, con todo lo que esto representa a nivel frescura y espontaneidad.
¿Y cuál es la gracia de Miranda? Que es un show divertidísimo, 100 por ciento compatible con el público mexicano.
Son las aventuras personales y profesionales de una mujer muy boba, muy torpe, pero muy entrañable, una especie de Yo amo a Lucy, pero soltera y del siglo XXI, espléndidamente interpretada por la gran actriz Miranda Hart (Call the Midwife).
Luche por verla y por ver todo lo nuevo que están trayendo BBC Entertainment y BBC HD. Es tanto que jamás me cabría en una columna, pero vale la pena y creo que le puede encantar. De veras que sí.
El dilema de criticar a Televisa
EL POZO DE LOS DESEOS REPRIMIDOSÁlvaro Cueva
2013-07-30 • HEY!
No me gusta Cásate conmigo, mi amor, pero tengo que hablar bien de ella.
¿Por qué? No, no es porque esté vendido a Televisa, porque me haya ido a cenar con Galilea Montijo o por todas la barbaridades que luego dicen mis amigos de las redes sociales.
Es porque Cásate conmigo, mi amor es una serie mexicana, una historia original.
¿Y? ¿Qué tiene que ver eso con lo que le acabo de decir? Que si usted y yo también comenzamos a hablar mal de ella, a todos nos va a ir mal.
¿Cómo? Las cabezas de la industria de la televisión mexicana se van a agarrar de ahí para decirnos: ¡Para qué hacemos series si nunca les gustan! ¡Para qué invertimos en historias originales! ¡Hay que seguir grabando refritos!
¿Ahora entiende lo que le estoy diciendo? Esto es como una trampa. ¿Qué hacemos? ¿Qué se hace en estos casos?
En el remoto caso de que usted no sepa de lo que le estoy escribiendo, ¿qué es Cásate conmigo?
Una serie cómica que se estrenó hace varios meses en los cables y las antenas directas al hogar y que, a pesar de lo que se ha estado diciendo en muchas partes para justificar el bloqueo deParodiando a México baila, pasó con más pena que gloria.
¿Y de qué trata? Son varias historias, pero la principal es la de una chava que está urgida por casarse, pero que en el fondo le tiene miedo al matrimonio, muy al estilo de la película Novia fugitiva.
¿Está buena? A mí no me gusta, insisto, pero esto no significa que su producción sea mala, que no haya talento en su dirección de escena o que el reparto sea pésimo.
Le puedo firmar en cualquier parte que cada uno de los elementos que participan en este concepto vale oro, desde su gran protagonista, Galilea Montijo (a la que siempre he considerado una excelente actriz), hasta el más jovencito de sus actores, pasando por verdaderos monumentos de la actuación mexicana como Ana Bertha Espín y Alejandro Camacho.
¿Entonces por qué no me gusta? Porque se me hace María de todos los Ángeles (con todo y logotipo angelical), pero de clase media alta.
Es la misma gata revolcada: mujer víctima de la fiebre uterina a la que no le importa perder su dignidad con tal de que se le haga con un hombre y que, cuando se le va a hacer, pues no se le hace.
Perdón, pero yo no puedo con eso. A María de todos los Ángeles se lo paso porque, a partir de ahí, sus responsables hacen una radiografía bastante admirable de algunas patologías sociales que nadie más se había atrevido a tocar en comedia mexicana, ¿pero aquí? Aquí no hay nada de eso.
De hecho, no hay nada de lo que podría haber. Hay sexo, pero no hay sexo. Hay romance, pero no hay romance. Hay humor, pero no hay humor.
Está todo como bloqueado, como censurado, exactamente como no debe ser en una serie. Parece una mala telenovela corta. No me convence.
¿Cuáles son las notas? Primero, la explotación de talentos. Segundo, la incapacidad para manejar un tono de franca comedia. Y tercero, la pérdida de tiempo.
¿Qué le trato de decir con eso de la explotación de talentos? A lo mismo que le mencionaba ayer de Lolita Cortés en El rival más débil.
Televisa es una de las televisoras más grandes y ricas del mundo. ¿Por qué se comporta como canal local de a cuatro pesos?
¿Por qué insiste en poner, de protagonistas de sus series, a las mismas personas que tiene conduciendo sus programas de revista, sus especiales dominicales, sus melodramas y todas sus cosas como si en su nómina nomás hubiera 20 o 30 actores? ¿Por qué?
¿No sería más sabroso ver, en Cásate conmigo, a otros rostros, a nuevas estrellas, a otra clase de luminarias como ocurre en cualquier país civilizado?
¿A qué me refiero con eso de la incapacidad de manejar un tono cómico? A que casi no hay diferencia entre el tono de esta serie y telenovelas como Corazón indomable.
A los mexicanos ya se nos está olvidando que existen otras formas de actuar y de escribir y, peor tantito, cuando nos queremos hacer los chistosos nos volvemos patéticos.
¿Por qué no podemos hacer series cómicas y románticas como The Big Bang Theory? ¿Por qué no podemos anotar a nuestras actrices como en 2 Broke Girls?
¿Y lo de la pérdida de tiempo? ¿Por qué le digo eso? Porque, no nos hagamos tontos, usted o yo podremos ver toda la primera temporada de Cásate conmigo, mi amor pero, ¿y la temporada dos? ¿Cuándo?
Yo todavía estoy esperando la continuación de títulos como Locas de amor y Cloroformo.
Ni Televisa ni nadie se ha tomado la molestia, en este país, de ordenar el changarro como para darle sentido al negocio de las series y así, ni caso tiene abonarse a ellas.
¿Entonces qué hacemos? ¿Defendemos Cásate conmigo, mi amor para ver si al fin estos señores se ponen las pilas y se comienzan a tomar en serio su trabajo o la atacamos para que sigan jugando con esta clase de programas y con nosotros?
¿Qué hacemos?
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