“¿Democracia autodestructiva?”, artículo de Roger Bartra dedicado a Carmen Aristegui
Cuando coinciden la miseria de la política y la pobreza de la información, podemos temer consecuencias dañinas e incluso catastróficas, escribe el antropólogo y sociólogo en Reforma.
(Foto: dgcs/unam)
“Para Carmen Aristegui, en espera de que pronto regrese al aire“, así inicia el texto titulado “¿Democracia autodestructiva?”que el antropólogo y sociólogo Roger Bartra dedica a la periodista, en el diario Reforma.
Señala, en su artículo de este martes, que la política mexicana parece atrapada en un círculo vicioso: ”Según una encuesta encargada por el Instituto Nacional Electoral el 50% de los ciudadanos no cree que los procesos electorales en México hayan sido confiables. Hay un 23% que opina que las elecciones han sido parcialmente confiables y un 27% asegura que sí han sido confiables”.
Se hace varias preguntas sobre el estado político actual, “¿La democracia se está devorando a sí misma o en realidad nunca abandonamos el régimen autoritario?”
Bartra responde que posiblemente estamos ante una combinación de dos situaciones. “Hay vastas regiones del país que siguen viviendo en el viejo sistema. Pero hay otras partes que han cambiado, en algunos casos de manera importante y en otros solo parcialmente. El resultado es una mezcla extraña y confusa, donde coexisten peligrosamente hechos alarmantes como los de Iguala, Tlatlaya y Apatzingán con la civilidad pacífica de extensas franjas de la ciudadanía. Cohabitan los narcos y los secuestradores con los trabajadores que se esfuerzan por superarse cotidianamente en un marco pacífico”.
Miseria política y pobreza de información
Sobre los medios de comunicación considera que “allí también encontramos una desmesurada búsqueda de la nota roja y escandalosa que, de manera similar a lo que ocurre en las esferas políticas, acaba estimulando una desconfianza en los medios informativos. Si la situación en que vivimos es tan negra y tenebrosa como a veces la presentan los medios, ¿quién va a creer y confiar en lo que nos dicen la televisión, la radio, las revistas y los diarios? Por suerte también hay un oficio periodístico racional e inteligente capaz de reflejar los matices y los claroscuros de la vida nacional”.
Y agrega que “cuando coinciden la miseria de la política y la pobreza de la información, podemos temer consecuencias dañinas e incluso catastróficas. La invocación cotidiana del escándalo contribuye a corroer una realidad que, de por sí, está preñada de obstáculos y vicios. La continua denuncia de las eleccio- nes como eventos corruptos, ejercida por quienes reciben fondos de los contribuyentes para participar en ellas, acaba minando la confianza de los electores.
(Con información de Reforma)
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