TXT:: RODOLFO ZAPATA / @rodolfozapata
Periodista en CNNExpansión. Amante del sarcasmo y el fútbol americano.
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octubre 23, 2013 |
LA MAGIA DE LA RADIO
Con cariño para Xo, Memo, Daniel y Héctor
En el IMER se inventó el “sí se puede” antes de que se usara en campañas del gobierno. Quienes escuchan alguna frecuencia del Instituto Mexicano de la Radio conocen la calidad de las emisiones, de sus noticiarios, de sus programas hablados y de sus espacios dedicados a la música.
Pocos saben del trabajo ‘artesanal’ que se realiza adentro. Al ser un organismo público descentralizado, el IMER recibe recursos a cuentagotas, las instalaciones, aunque remodeladas, son viejas y su equipo está descontinuado. Los programas de edición funcionan con lo básico, las cabinas son pequeñas, las computadoras anticuadas y la redacción de noticias tiene una sola televisión para monitorear.
Gran parte del personal no tiene prestaciones y los sueldos son precarios… ¿Por qué entonces el trabajo es de calidad? No hay más: gracias a su recurso humano. Quienes hacen radio pública (al igual que las radios universitarias e indigenistas) lo hacen por amor al arte.
Una de las grandes virtudes del área de noticias, y en general de todas sus emisoras, fue el apoyo que se otorgó (en aprendizaje, pues no hay compensaciones económicas) al servicio social. Muchos de los que hoy redactan las noticias iniciaron su camino en Se.So. El equilibrio informativo que se logra en sus noticiarios es digno de resaltar, contrario a quienes piensan que es una radio que apoya y ensalza al Estado.
Trabajé 6 años en el Instituto, tiempo en el que conocí de cerca el operar. Puedo hablar sin tapujos de sus debilidades, pero también reconocer sus fortalezas. No sólo yo ‘aguanté’ las condiciones precarias; muchos de quienes hoy son mis grandes amigos también pasaron varias semanas sin una computadora, hicieron corajes porque el Dalet no les guardó su trabajo o regrabaron su voz porque falló la consola.
Las personas que se enfrentan a condiciones adversas todos los días generan un vínculo especial, uno que no se rompe aunque alguien decida emprender el vuelo a otro medio; o como ocurrió recientemente, sean despedidos por la actual administración.
Lamentablemente cada día valoran menos a esas personas que trabajan sin horario de salida, que le entran a la cobertura informativa en la madrugada, que sacrifican sus fines de semana y siempre están a primera hora en días festivos. Cada año mi madre preguntaba con asombro en época navideña: “¡¿Vas a trabajar?!”.
Una lástima que ahora las oportunidades para el Servicio Social sean limitadas, que “pidan la renuncia” de personal hasta con 20 años de servicio y que los aumentos de sueldo ocurran por verdadero acto divino.
La magia comienza a desvanecerse y los priistas están lejos de ser el mago que la regrese… Entonces… “no se puede”.
Si no están deambulando por Xoco, hablando para que su comentario salga al aire o recordando sus buenos tiempos en el IMER, los espero en Twitter:
@RodolfoZapata
Pocos saben del trabajo ‘artesanal’ que se realiza adentro. Al ser un organismo público descentralizado, el IMER recibe recursos a cuentagotas, las instalaciones, aunque remodeladas, son viejas y su equipo está descontinuado. Los programas de edición funcionan con lo básico, las cabinas son pequeñas, las computadoras anticuadas y la redacción de noticias tiene una sola televisión para monitorear.
Gran parte del personal no tiene prestaciones y los sueldos son precarios… ¿Por qué entonces el trabajo es de calidad? No hay más: gracias a su recurso humano. Quienes hacen radio pública (al igual que las radios universitarias e indigenistas) lo hacen por amor al arte.
Una de las grandes virtudes del área de noticias, y en general de todas sus emisoras, fue el apoyo que se otorgó (en aprendizaje, pues no hay compensaciones económicas) al servicio social. Muchos de los que hoy redactan las noticias iniciaron su camino en Se.So. El equilibrio informativo que se logra en sus noticiarios es digno de resaltar, contrario a quienes piensan que es una radio que apoya y ensalza al Estado.
Trabajé 6 años en el Instituto, tiempo en el que conocí de cerca el operar. Puedo hablar sin tapujos de sus debilidades, pero también reconocer sus fortalezas. No sólo yo ‘aguanté’ las condiciones precarias; muchos de quienes hoy son mis grandes amigos también pasaron varias semanas sin una computadora, hicieron corajes porque el Dalet no les guardó su trabajo o regrabaron su voz porque falló la consola.
Las personas que se enfrentan a condiciones adversas todos los días generan un vínculo especial, uno que no se rompe aunque alguien decida emprender el vuelo a otro medio; o como ocurrió recientemente, sean despedidos por la actual administración.
Lamentablemente cada día valoran menos a esas personas que trabajan sin horario de salida, que le entran a la cobertura informativa en la madrugada, que sacrifican sus fines de semana y siempre están a primera hora en días festivos. Cada año mi madre preguntaba con asombro en época navideña: “¡¿Vas a trabajar?!”.
Una lástima que ahora las oportunidades para el Servicio Social sean limitadas, que “pidan la renuncia” de personal hasta con 20 años de servicio y que los aumentos de sueldo ocurran por verdadero acto divino.
La magia comienza a desvanecerse y los priistas están lejos de ser el mago que la regrese… Entonces… “no se puede”.
Si no están deambulando por Xoco, hablando para que su comentario salga al aire o recordando sus buenos tiempos en el IMER, los espero en Twitter:
@RodolfoZapata
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