PRIMERA PARTE: Monex, ligado al lavado de dinero en Wachovia, al caso Yarrington, a Zhenli Ye Gon y… al PRI Por: Humberto Padgett - febrero 5 de 2013 - 0:00 Destacadas, México, TIEMPO REAL, Último minuto - 13 comentarios Además de la Operación Tacos, Monex –empresa ligada al manejo de recursos del PRI durante la campaña 2012– ha sido investigada por las autoridades antilavado por los casos Wachovia, en Estados Unidos; Yarrington, en Tamaulipas, y del empresario de origen chino Zhenli Ye Gon, bajo proceso de extradición de México a Estados Unidos por su supuesta actividad como importador de precursores para la elaboración de metanfetaminas. Un complejo fraude bancario lavado por funcionarios de Scotian Bank tuvo el mismo tránsito: Monex, la empresa en que todos quieren lavar. PRIMERA PARTE Ciudad de México, 5 de feb (SinEmbargo).– Existe una cifra que, tras leerla, parece un error. Pero no lo es. Una cifra que, tras entenderla, se convierte en adjetivo para comprender la capacidad de lavado de dinero del narcotráfico en sociedad con las casas de cambio –esos cuartos oscuros de paredes mal pintadas y un hombre aburrido detrás del vidrio antibalas–: 373 mil 630 millones 892 mil 102 dólares, más del doble de las reservas internacionales del Banco de México, ahorro presumido por el gobierno mexicano como la fortaleza ante el vendaval que azota las finanzas internacionales. Otra forma de decirlo. ¿Recuerda usted la pila de billetes asegurados a Zhenli Ye Gon y luego exhibida por los funcionarios de Felipe Calderón como la confiscación más grande hecha en la historia del crimen organizado? Pues con los 373 mil millones de dólares se podría hacer una torre de la misma superficie, pero de 186 pisos. Todo se lavó en el mismo lugar, en Wachovia Bank, un caso al que se le prestó poca atención en México. Y Monex tiene que ver con ambos casos: con el empresario chino como con el banco mexicano. El de 2004 fue, como los anteriores y posteriores –y, por lo visto, los venideros– un buen año para Monex. Sus ingresos totales ascendieron a 1 mil 217 millones de pesos, 16.7% más que en 2003. Fitch Ratings le otorgó la calificación “A(mex)” al riesgo contraparte de largo plazo, lo cual implica una alta calidad crediticia. Y, también, según la carta con que inicia el reporte anual de aquel año, firmada por su presidente y director general, Héctor Lagos Dondé, “actualizamos los valores de nuestra filosofía y redefinimos nuestro código de ética”. Líneas abajo se lee: “Monex tiene un manual maestro de prevención de lavado de dinero del grupo financiero, así como un manual de políticas y procedimientos para la contratación de nuestros clientes inversionistas. Monex cuenta con oficial de cumplimiento (sic), miembro activo y certificado de ACAMS (organismo autorizado en EE.UU. para certificar Oficiales de cumplimiento como especialistas en prevención de lavado de dinero). “En Monex sesiona el comité de comunicación y control conformado por ejecutivos de alto nivel, incluyendo a las áreas de negocios y con facultades de toma de decisiones. Anualmente Monex recibe a supervisores de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, quienes revisan exclusivamente en esta materia. Adicionalmente, durante los últimos cuatro años, Monex ha contratado a auditores independientes de despachos de reconocido prestigio para que revisen las acciones en materia de prevención, detección y reporte de operaciones con recursos de procedencia ilícita”. Algo más se enlista en ese reporte: las instituciones con que Monex mantiene cuentas, entre estas HSBC, recién multada por sus relaciones de lavado con casas de bolsa mexicanas y, por supuesto, también con Wachovia. *** En 2005, Jorge Corrales, Enrique Rumbos o Juan Pérez o el nombre que usted quiera tomó el teléfono. Marcó el 01 222 248 0199, el número de la Casa de Cambio Puebla. Le respondieron en la matriz del centro cambiario, en la capital poblana. El hombre ordenó la transferencia electrónica de 100 mil dólares, distribuidos en cuatro emisiones, a la oficina de negocios en Miami del Banco Wachovia, entonces cuarto en tamaño en Estados Unidos. El destinatario final fue un fideicomiso abierto en ese mismo país, Powell Aircraft Title. La intención era comprar un avión. Otro. No importa qué nombres sean, porque son falsos. Los nombres que importan son los que están detrás. Casa de Cambio Puebla fue la pista de despegue de 13 aviones comprados por Joaquín El Chapo Guzmán, capo del Cártel de Sinaloa, y uno de sus socios colombianos, Francisco Cifuentes Villa Don Pancho. Las aeronaves se convirtieron en verdaderas fortalezas de cocaína. En junio de 2005, el fiscal de Estados Unidos para el Distrito Sur de Florida, la DEA y la División de Investigación Criminal del Servicio de Impuestos Internos comenzaron a investigar transferencias electrónicas enviadas a Estados Unidos desde México para comprar los narcoaviones. Desde mediados de esta década, el Banco Wachovia desarrolló una intensa relación de negocios con 22 de casas de cambio en México, entre estas Casa de Cambio Puebla, con la que Monex mantenía especial contacto, según los resultados de la Operación Tacos, el embrollo de euros y cocaína llevados y traídos por mexicanos en España. Esto a pesar que en 2005, México fue designado como una fuente de alto riesgo de actividad de lavado de dinero, particularmente, las actividades financieras hechas a través de las casas de cambio. Lo anterior se desprende de los documentos judiciales de la Corte del Sur de Florida, responsable del caso número 10-20165-CR-LENARD, de los cuales SinEmbargo tiene copia, al igual que de todos los documentos referidos. Pero esto no importó a los ejecutivos de Wachovia, quienes diseñaron productos financieros para su clientela mexicana sin importar el extraño olor de millones de dólares que inundaban sus cuentas y paraban en los bolsillos del fideicomiso aeronáutico. ¿Cuál era la cartera de productos financieros? Wachovia ofreció a las casas de cambio por lo menos tres servicios. Primero. Les permitió el envío de transferencias electrónicas a través suyo, que fueron enviadas por Casa de Cambio Puebla a nombre de clientes terceros con residencia en México a depósitos de todo el mundo. Segundo. Otorgó un servicio de grandes cantidades de efectivo. Las casas de cambio acumularon grandes cantidades de dólares en México, que después fueron transportadas físicamente a Estados Unidos a través de vehículos blindados. Una vez en Estados Unidos, el dinero era depositado en la Reserva Federal. A través de este método, las casas de cambio reingresaron dólares al mercado estadounidense. Tercero. Aceptó depósitos en bolsas con miles de cheques y cheques de viajero. En mayo de 2005, Wachovia introdujo un nuevo método de entrega para depósitos internacionales de cheques llamado “captura remota de depósito”, lo que permitió a las casas de cambio escanear los documentos y, con el simple archivo electrónico, obtener crédito. El dinero fue procesado entre el primero de mayo de 2004 y el 31 de mayo de 2007 mediante transferencias electrónicas a nombre de las casas de cambio, incluida la de Puebla. Al menos también 4 mil 700 millones de dólares en grandes cantidades de efectivo para las casas de cambio. En el mismo lapso, Wachovia procesó 47 mil millones de dólares en capturas remotas de depósito. El año de 2004: año del primer reporte financiero de 2004 de Monex, el año del crecimiento del 16 por ciento. Palabras más, palabras menos, los reportes de 2005 eran festivales de optimismo y compromisos antilavado. Los estados de 2005 y 2006 mantuvieron la expresión de la relación con Wachovia Bank. En 2007, el fuego ya estaba demasiado cerca.
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El 11 de septiembre de 2005, en el aniversario de los avionazos convertidos en bombas en Nueva York, la fuerza aérea colombiana dio caza a un avión que logró descender en la Isla de San Andrés. Estaba cargado con mil 300 kilos de cocaína. Otra vez el olfato de la DEA y, como en el caso anterior, el flujo de dinero para comprar el aeroplano: el dinero se transfirió de la Casa de Cambio Puebla a cuentas bancarias de Wachovia Bank y, de ahí, al fideicomiso Powell Aircraft. Uno más se desplomó en Yucatán, México, con 3.3 toneladas. Otro fue asegurado en Ciudad del Carmen, Campeche, con 5.6 toneladas. De cocaína pura, por supuesto. A su vez, Don Pancho estaba asociado con otro gánster bien conocido por la DEA y las autoridades mexicanas en este asunto de aviones y coca, el guatemalteco Otto Herrera García, capturado en México en abril de 2004 y fugado del Reclusorio Sur del Distrito Federal apenas un año y un mes después. En total, 13 millones de dólares fueron enviados a cuentas de Wachovia para la compra de 13 aviones usados en el tráfico de drogas. Todos fueron incautados con más de 20 toneladas de coca, de acuerdo con los documentos de la Corte del Distrito Sur de Florida. David Gaddis, jefe Regional de la Agencia Antidrogas estadounidense en México envió cuatro oficios a la Procuraduría General de la República (PGR). Se revelaba una compleja ingeniería financiera y de producción y trasiego de cocaína por los aires. La droga era provista por Don Pancho, asesinado en 2007, cuando era capo del Cártel del Valle del Norte. Antes fue operador del Cártel de Cali. Don Pancho era, junto con su condición de empresario de la coca, un empresario aeronáutico. *** Durante la investigación, las autoridades estadounidenses revisaron la actividad bancaria de las casas de cambio mexicanas que operaron a través de Wachovia. Encontraron “evidencias obvias” y “alertas de lavado de dinero del narcotráfico a gran escala”, se apunta en el documento de la Corte de Florida. Era común la emisión de transferencias electrónicas múltiples en números redondos en el mismo día o en fechas próximas por los mismos depositantes para el beneficio de la misma cuenta. Por ejemplo, en un período de dos días, se efectuaron diez transferencias electrónicas por cuatro individuos diferentes y un negocio en la cuenta de un intermediario aeronáutico. Todas las transferencias estaban hechas en números redondos. La investigación reveló que las identidades de los individuos eran falsas, mientras que el negocio era una empresa fantasma. Según la PGR y la Secretaría de Hacienda, 74 personas, tanto físicas como morales, transfirieron recursos a través de la Casa de Cambio Puebla. Algunos nombres identificados por la DEA: “Enrique Rumbos”, quien sería el intermediario en el negocio de la venta de aeronaves. Uno más, supuestamente contraparte sudamericana en la adquisición de los aviones, “Jorge Corrales”. También el de un piloto sinaloense de 80 años, “Jorge Castro Barraza”. En otra ocasión, se menciona en los documentos judiciales, una casa de cambio hizo ocho transferencias electrónicas para depositar en la cuenta de un vendedor de aviones en el mismo día. Cuatro de esos pagos fueron enviados por un individuo en dos emisiones de 49 mil dólares y las otras dos por 51 mil dólares. Los envíos restantes fueron emitidos por otro sujeto, cada una por 50 mil dólares. Al día siguiente, otra casa de cambio envió diez transferencias electrónicas a través de Wachovia a la misma cuenta del vendedor de aviones. Cada transferencia fue por 50 mil dólares. Todos los nombres resultaron falsos. Y, en un período de siete días, la casa de cambio envió más de 1.3 millones de dólares en transferencias electrónicas para depositarse en las cuentas de un vendedor de aviones. Las casas de cambio regularmente depositaban cheques de viajero a través de sacos o bolsas con números seriados secuenciales y estructurados y fechas de depósito en o cerca de la fecha de compra. Otros elementos sospechosos incluyeron “marcas de pitufo” o marcas inusuales y cheques de viajero sin ninguna firma legible. Muchas de las casas de cambio que usaban el servicio de grandes cantidades de efectivo de Wachovia enviaban significativamente más efectivo de lo que el mismo banco esperaba, al menos 50 por ciento más de su actividad mensual prevista. *** En mayo de 2007, la DEA congeló a Casa de Cambio Puebla 11 millones de dólares distribuidos en 23 cuentas bancarias abiertas en Wachovia por orden de la fiscal adjunta del distrito sur de Florida, Andrea Hoffman. La PGR respondió seis meses después, cuando la Subprocuraduría de Investigación en Delincuencia Organizada cateó, el 7 de noviembre de ese año, oficinas de Casa de Cambio Puebla y detuvieron a nueve personas, entre éstas Pedro Alfonso Alatorre Damy o Pedro Barraza Urtusuástegui El Piri, operador financiero del Cártel de Sinaloa y responsable del flujo de dinero con que se pagó el embarque de las 5 toneladas de cocaína que aseguró el Ejército, en un avión que aterrizó en Campeche, el 10 de abril de 2006. En Puebla se detuvo a Amador Cordero Vázquez, contralor general de las Casas de Cambio y se intervino la matriz del centro cambiario. En la Ciudad de México se realizaron cuatro cateos a las oficinas del centro cambiario en Polanco, la Torre Mayor y el Aeropuerto de la Ciudad de México, además de la casa de El Piri, en Lomas de Barrilaco, y un domicilio más en Huixquilucan, Estado de México. “La Policía Federal investiga, en coordinación con distintas autoridades en México y Estados Unidos, el número y el monto de otras transacciones financieras encabezadas por Alatorre Damy para la organización criminal que encabezan Joaquín Guzmán Loera, los hermanos Beltrán Leyva –cuando aran socios del Cártel de Sinaloa– y El Mayo Zambada”, informó entonces la Secretaría de Seguridad Pública. Según la investigación mexicana, el operador financiero incrustado en el centro cambiario fue El Piri, quien hoy espera en un penal federal de Veracruz su extradición a Estados Unidos. La investigación, dirigida en todo momento por la DEA, descubrió que Don Pancho extendió su sociedad con Sinaloa mediante la creación del fideicomiso estadounidense Powell Aircraft Title Services que, según la agencia antidrogas, prestaba servicios de transportación a El Chapo y a Ismael El Mayo Zambada. *** La galería de nombres que blanquearon a través de Casa de Cambio Puebla y el Banco Wachovia parece interminable. La PGR congeló en 2008 todos los recursos económicos de José Luis Laddaga, supuesto operador financiero en México del cártel colombiano del Norte del Valle. Y lo hacía a través del centro cambiario con matriz en Puebla. Se le relacionó además con un hecho de sangre de agosto de 2006. Pablo Sánchez y Francisco Caruli, de 43 y 18 años, fueron degollados en el interior del Centro Cambiario Liberty, en el Distrito Federal. Pero lo suyo era la operación financiera. Y si se observa su ruta de depósitos, se entenderá que el narcotráfico ha convertido al mundo en un pañuelo. Laddaga transfería a empresas de Asia, Europa y Estados Unidos. Fernando Cruz Tapia, presunta cabeza de una red de lavado de dinero de cárteles de la droga mexicanos y colombianos, fue aprehendido en enero de este año por la Policía Federal. Habría blanqueado al menos 50 millones de dólares a través de cinco centros cambiarios, entre estos Casa de Cambio Puebla. *** En mayo de 2007, la Fiscalía para el Distrito Sur de Florida, la DEA y la Red de Crímenes Financieros investigaron a fondo las condiciones de operación de Wachovia. Determinaron que, desde mayo de 2003 y hasta por lo menos julio de 2007, el banco violó las normas de antilavado de dinero, los requerimientos de reportes de actividades sospechosas y sus propias regulaciones. “Las violaciones en Wachovia fueron serias y sistemáticas y permitieron a algunos de sus clientes lavar millones de dólares procedentes del narcotráfico a través de las cuentas de Wachovia por un largo período de tiempo”, se plantea en la declaración de hechos de la Corte del Sur de Florida. La investigación identificó al menos 110 millones de dólares del narco que fueron conducidos a través de las cuentas de las casas de cambio en Wachovia. “Este banco falló en la apreciación y dirección de riesgos asociados con su clientela de casas de cambio mexicanas y en reconocer que su programa anti lavado de dinero era inadecuado para el monitoreo de transacciones sospechosas de las casas de cambio”. La investigación ha determinado que hubo esencialmente siete fallas significativas. Entre estas, Wachovia careció de procedimientos de monitoreo en la repatriación de cerca de 14 mil millones de dólares en grandes cantidades de efectivo para casas de cambio de alto riesgo y otros clientes extranjeros con manejo de altas cantidades de efectivo. Falló en el monitoreo de más de 40 mil millones de dólares en instrumentos monetarios de cuentas extranjeras internacionales en la forma de RDC por un período de dos años. El banco fue omiso en dar seguimiento a las transacciones con las casas de cambio y otras cuentas bancarias extranjeras de alto riesgo para cumplir con las obligaciones de reporte de actividades sospechosas. No implementó supervisión ni límites para cheques de viajero con números secuenciales de alto riesgo para clientes de casas de cambio de alto riesgo en contravención de la propia política de Wachovia. Tampoco detectó ni reportó oportunamente transferencias electrónicas sospechosas por 373 mil millones de dólares provenientes de las casas de cambio en ausencia de políticas suficientes anti lavado de dinero. Cegarse y callarse. Sólo estar en medio de la danza de los millones. Eso hizo Wachovia. Y no sólo Wachovia. *** El banco condujo de manera voluntaria una detallada revisión de sus transacciones con 13 casas de cambio mexicanas durante un período de tres años. Entregó más de 8 millones de páginas de documentos y los resultados de una investigación interna conducida por un consultor independiente a reguladores bancarios estadounidenses. No hubo juicio. Wachovia despidió a sus funcionarios responsables. Se dijo culpable de las acusaciones y contuvo la marea con el pago de 110 millones de dólares, cantidad que al menos fue lavada por los Cárteles de Sinaloa y del Valle Norte, además de una multa de 50 millones de dólares, según el acuerdo judicial logrado el 16 de marzo de ese año entre el gobierno estadounidense y Wells Fargo, el banco comprador de Wachovia, según el documento, cuya copia también posee este medio. Un pelo en el gato de 373 mil millones de dólares. Las acusaciones hechas por la PGR contra Casa Puebla, dadas a conocer el 8 de noviembre de 2007, no distan de las hechas a Wachovia. La operadora incumplió el “régimen de prevención, detección y alerta de operaciones con recursos de procedencia ilícita a la que está obligada como toda institución financiera del país”. Pero hace falta echar un vistazo a los nombres de los empresarios relacionados con el centro cambiario que no fueron investigados al menos debió despertar dudas. La Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores cancelaron, en 2008, la operación de la Casa de Cambio Puebla. El único culpable ha sido hasta ahora Alatorre Damy, gerente de una de las 18 sucursales de Casa de Cambio Puebla. Con excepción suya, nadie dio explicación alguna al juez de los camiones de dinero combinados con los aviones de coca. El 10 de febrero pasado, la Policía de Colombia presentó 21 narcotraficantes detenidos como resultado de la “Operación sin Fronteras”. El grupo capturado era un trozo del Cártel del Valle Norte. Al frente estaba una mexicana María Patricia Rodríguez Monsalve La Doctora, viuda de Don Pancho y heredera del imperio de aviones rellenos de cocaína, corazón de la Operación Wachovia. Y el Banco Wachovia no existe más por sí mismo. Desde 2008 es una subsidiaria de Wells Fargo, el banco más grande de Estados Unidos. ¿Y Monex? Héctor Lagos Dondé escribió en el reporte de su empresa para 2007, año del incendio de Wachovia, que las utilidades de su grupo financiero ascendieron ese año a más de 1 mil 800 millones de pesos, un incremento superior al 11 por ceinto con respecto a 2006. Y líneas abajo se lee: “En Monex Grupo Financiero contamos con la certificación ISO 9001:2000 para nuestro proceso de “Prevención, Detección y Reporte de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita en todos sus productos a nivel nacional” (…) Estamos orgullosos de contar con un Sistema de Gestión de Calidad sólido, capaz de ofrecer a nuestros clientes productos y servicios confiables y seguros, soportado principalmente por un sistema de monitoreo SAS Anti Money Laundering utilizado a nivel internacional como una de las mejores soluciones para este tipo de procesos; así como el haber desarrollado una robusta infraestructura para el resguardo de la información de nuestros clientes con niveles de seguridad de clase mundial”. EL CHINO Copelas o cuelo. Foto tomada de un programa de la televisión de Estados Unidos Zhenli Ye Gon es un hombre peculiar por donde se le vea. Sin relación conocida con ninguna Triada, las poderosas mafias chinas hasta hace poco tiempo más poderosas que los cárteles mexicanos, se insertó en el mundo del narcotráfico nacional y quizá salga libre. Según el gobierno de Felipe Calderón, que convirtió su caso como uno emblemático en su guerra contra la drogas, el supuesto importador de precursores químicos para la elaboración de metanfetaminas, armó un andamiaje de dinero a través de cerca de 500 operaciones financieras en que habría lavado unos 90 millones de dólares entre 2003 y 2006, según la Procuraduría General de la República y la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. El andamiaje de dinero corría las empresas de Zhenli registradas como Unimed Pharm Chem, Constructora e Inmobiliaria Federal y Unimed Pharmeceutical a grandes instituciones como HSBC, Banorte, BBV Bancomer y Banamex. Pero el tejido fino se resolvía con ochos casas de cambio, entre estas Puebla, Majapara, Tiber, Catorce, Tamibe y Monex, todas con algún involucramiento distinto en lavado de dinero. TAMAULIPAS 2002. Elba Esther Gordillo y Enrique Jackson escoltan a Tomás Yarrington, quien preside la Comisión Nacional Electoral del PRI. Foto: Cuartoscuro Durante las pasadas campañas electorales, un spot televisivo del Partido Acción Nacional recordaba con voz e imágenes las incómodas relaciones del candidato presidencial priista Enrique Peña Nieto. En la sucesión de fotografías, se mostraban, sonrientes, al propio ex Gobernador mexiquense Peña Nieto y al ex Gobernador tamaulipeco Tomás Yarrington, antes de ser políticamente defenestrado y penalmente investigado por sus probables vínculos con los narcos, específicamente los de su tierra, los del Cártel del Golfo. Los detalles del involucramiento de Monex con los negocios del Golfo están contenidos en los cargos levantados el 22 de mayo de 2012 por la Corte del Distrito Sur de Texas de la División de Brownsville contra un empresario hoy desaparecido –se ignora si por su voluntad o la de alguien más– llamado Fernando Alejandro Cano Martínez, tan profuso lavador de dinero del narco como pródigo prestanombres del ex Gobernador Tomás Yarrington en la compra de ranchos. El expediente de referencia es el B-12-435. Al menos otro testaferro de Yarrington, Pablo Zárate Juárez, identificado por las mismas autoridades estadounidenses, ha sido identificado como un activo operador electoral de la campaña de Enrique Peña Nieto. “Para asegurar la continuidad de sus empresas ilegales utilizaron porciones de sus ganancias derivadas del tráfico de cocaína y marihuana para hacer grandes sobornos a altas autoridades electas desde sus candidaturas en Tamaulipas. Estos cohechos fueron el pago por la poca o nula interferencia policiaca respecto al tráfico de narcóticos y el lavado de dinero en el estado (…) Esta práctica ocurrió al menos desde 1998 a la fecha y aunque el monto de los sobornos es desconocida, se estima que ha sido en el orden de millones de dólares. “Fernando Alejandro Cano Martínez recibió y controló grandes sobornos para los candidatos de alto nivel que fueron recibidos por miembros y socios del Cártel del Golfo. Entre otras cosas, Cano hizo transferencias de México a Estados Unidos (…) creando y utilizando empresas fachada para obtener de manera fraudulenta préstamos y créditos de bancos federales estadounidenses. Estas empresas fachada también sirvieron para ocultar la verdadera propiedad, naturaleza y control de las actividades ilegales”. En el vaivén de los 20 millones de dólares lavados por Cano, la fiscalía estadounidense identificó el uso de Monex en la transferencia de recursos hacia una cuenta en el Banco Premier. El flujo de capital fue de esta manera: Fecha aproximada | Monto aproximado (dólares) Junio de 2008 | 99 mil 272 Septiembre de 2008 | 99 mil 850 Diciembre de 2008 | 147 mil 492 Marzo de 2009 | 100 mil Junio de 2009 | 50 mil Total: 496 mil 614 Entre enero de de 2008 y diciembre de 2009, Cano participó en las siguientes transferencias de Monex a la cuenta de una empresa fantasma llamada Cantera Parkway en el First National Bank: Fecha aproximada | Monto aproximado (dólares) Junio de 2008 | 315 mil Julio de 2008 | 100 mil Agosto de 2008 | 100 mil Septiembre de 2008 | 312 mil 500 Octubre de 2008 | 100 mil Noviembre de 2008 | 100 mil Diciembre de 2008 | 240 mil Febrero de 2009 | 50 mil Abril de 2009 | 270 mil Mayo de 2009 | 45 mil Julio de 2009 | 210 mil 700 Septiembre de 2009 | 210 mil Diciembre de 2009 | 210 mil Total: 2.2 millones de dólares Cano está dado a la fuga, según autoridades de Estados Unidos. De Yarrington, los priistas ya se han desligado, pero no así de otros dos ex gobernadores tamaulipecos también señalados por vender su alma al narco, Eugenio Hernández Flores y Manuel Cavazos Lerma, quien acompañará como senador durante los próximos seis años a Enrique Peña Nieto. CUELLO BLANCO En algún momento, Jaime Eduardo Ross Castillo y Luis Gino Gamba Llano despertaron en la isla de sus fantasías. Los viajes suyos y de sus cercanos por Nueva York, París, Ginebra o África eran rutinarios, había BMW en la puerta, el pariente de uno ascendía con firmeza en el mundo ejecutivo de Scotian Bank, prestaban dinero para la inversión en algún campo de golf y emprendían el negocio de sus sueños, una flotilla de aviones que incluían un Lear Jet, avionetas y helicópteros. Por si fuera poco, recuperaba auge el negocio familiar de ropa Hermenegildo Zegna. Y es que este es, literalmente, un asunto de cuello blanco. En realidad, Ross estaba sentado en un barril de pólvora, como se aprecia en el toca penal 230/2004 resuelto por el Quinto Tribunal Unitario en Materia Penal del Primer Circuito. Tiempo atrás, Scotiabank inició una demanda luego de que uno de sus clientes consentidos, de los que son invitados a desayunos exclusivos con directivos del banco, Alejandro Romero García, amaneció un día con la noticia de que en su cuenta bancaria faltaban 5 millones de dólares. Se trató de una sustracción en complicidad con la gerente de ese banco en la sucursal Liverpool Polanco, Maria Eugenia Oropeza Téllez. El hurto se logró el 19 de marzo de 2001 y en la madeja participó otro hombre joven, bien vestido, mejor peinado y de actitud triunfal, Luis Gino Gamba Llano. El pago de los 5 millones de dólares se hizo a través del corresponsal Banque Nationale de Paris, New York, para abono a una cuenta en el United European Bank, en Suiza. Apareció como ordenante el propio Alejandro Romero García –ignorante de toda la trama– y, como autorizada, la gerente María Eugenia Oropeza. Luego ocurrieron dos operaciones más con el objeto de simular el reintegro de parte del dinero. El 13 y el 17 de julio de 2001 se devolvieron 2 millones 100 mil dólares a la cuenta de Romero García, por tanto el faltante fue de 2 millones 895 mil dólares. Una tarde de septiembre de 2001, en casa de la madre de María Eugenia, timbró el teléfono. –Tenemos a tu hija y si no quieres que nos la chinguemos, debes pagar 500 mil pesos– escuchó al otro lado del auricular. La mujer reaccionó y buscó a sus hijos para apoyarse en la decisión. Denunciaron el secuestro, pero a los pocos días la mujer apareció muerta, con evidentes huellas de violencia, en una carretera cercana al Nevado de Toluca, en el Estado de México. Asimismo, de la documentación enviada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, se tuvo conocimiento que con los recursos obtenidos de la cuenta bancaria del señor Alejandro Romero García se aperturó una cuenta en el Credit Suisse Geneve de la que se ordenaron transferencias de recursos en múltiples ocasiones a diversas casas de cambio mexicanas: Majapara, Consultoría Casa de Cambio y Casa de Cambio Monex. Los beneficiaros fueron Ross Asesores, Grupo Fosta –la que importaba topa Hermenegildo Zegna–, Servicio de Tratamiento de Aguas, Desarrollo Inmobiliario Club de Golf Lomas y Operadora Gudafe. Ross Castillo conocía el movimiento del dinero. Era vicepresidente del Banco Nacional de París en México y también trabajaba para Scotiabank Inverlat. No era ajeno a la política: en tiempos de elecciones, dedicó recursos para el financiamiento de Andrés Manuel López Obrador y de sus hermanos Pío y Ramiro. Sin embargo, estos no fueron los únicos políticos tabasqueños salpicados con el caso. En 2002, el PRI contrató a Servicios Integrales de Aviación para el traslado aéreo de su dirigencia. La empresa contaba con una flotilla aérea que incluía un Lear Jet del que, tras bajar Roberto Madrazo en Miami, fue asegurado por las autoridades estadounidenses. No fue el único priista que subió a los aviones de Ross Castillo. También lo hizo el ex Gobernador tamaulipeco Tomás Yarrington, cuya historia particular en el narcotráfico también se encuentra a Monex. El Procurador General de la República en funciones, Rafael Macedo de la Concha –el mismo que desaforó a López Obrador– se apresuró en deslindar al entonces presidente del PRI: “Quiero ser muy puntual en esto porque esto se presta para que se especule mucho sobre el particular. Yo quiero precisar que el señor Roberto Madrazo, de acuerdo a la información que yo tengo, no tiene ninguna relación con estos hechos”. Sin mayores detalles, la maquinación fue considera de relevancia en el Cuarto Informe de Gobierno del Presidente Vicente Fox. Por eso llama la atención que el asunto no fuera investigado más allá de los responsables inmediatos. En la relación de beneficiarios de las triangulaciones por medio mundo existente en el expediente, se detalla la constitución de la empresa relacionada con la adquisición de los aviones, Vuelamex SA de CV. La firma causó alta ante un notario público de Navolato, Sinaloa. Si esto no fuera suficientemente peculiar, en su consejo de administración aparece Rodrigo Vázquez Colmenares Guzmán, hijo del ex Gobernador priísta de Oaxaca Pedro Vázquez Colmenares. Este no ha sido el único negocio de Rodrigo en el sector aeronáutico. Su nombre también aparece en la aerolínea Avolar, misma que tiene relación con otra de mismo nombre, pero propiedad de Jorge Alberto Bribiesca Sahagún, el hijo mayor de Marta Sahagún. La hipótesis no demostrada de la PGR sobre el asesinato de la gerente es que ésta intentó meter reversa cuando la corriente de dinero comenzó a estancarse. Y sus socios la mataron simulando su secuestro. Tras ese asesinato, el dinero llegó vía Monex hasta un avión utilizado por el candidato perdedor priista de 2006 y en posible beneficio de la familia de un presidente panista. Y fue por Monex como el dinero llegó a un candidato ganador priista y con la anuencia –beneficio, hay quien insiste– de un presidente panista. Tras la resolución del IFE de no sancionar el uso de su sistema financiero, Monex ha emprendido una campaña publicitaria en desplegados en que dice, como siempre ha dicho, que su empresa es la realización de la confianza. Y la danza de los millones continúa…
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SEGUNDA PARTE: Los expedientes que vinculan a Monex con lavado de dinero del crimen organizado internacional Por: Humberto Padgett - febrero 6 de 2013 - 0:00 Destacadas, México, TIEMPO REAL, Último minuto - 14 comentarios La Unidad de Fiscalización del Instituto Federal Electoral (IFE) determinó el 21 de enero que si bien Enrique Peña Nieto distribuyó dinero con tarjetas de Monex en la campaña de 2012 (ordenó sumar como gasto de campaña 50 millones 8 mil pesos más), el PRI no utilizó recursos ilegales ni se excedió en gastos de campaña. Esto incendió a los partidos opositores, que se cuestionan cómo fue posible que el órgano no encontrara evidencias de recursos ilegales. Quizás la respuesta está en Monex, financiera que tiene una fuerte experiencia en el blanqueo de capitales, como sostienen documentos y expedientes en poder de SinEmbargo… 11 de julio de 2012. El consejero presidente del IFE, Leonardo Valdéz Zurita, acompañado por sus 8 consejeros y el secretario general, anuncia que recibió 4 mil 200 informes de gastos de precampañas presidenciales y 63 quejas sobre irregularidades. Valdés Zurita dijo entonces que el IFE no tenía las atribuciones para sancionar o castigar a los partidos políticos. El IFE recibió denuncias del caso Monex, por el uso de tarjetas de Soriana, por el exceso de espectaculares y los viajes a Miami de Enrique Peña Nieto. A la postre, la autoridad electoral determinaría la “inocencia” del PRI y de Monex. SEGUNDA PARTE | Ver PRIMERA PARTE aquí Ciudad de México, 6 de feb (SinEmbargo).– La siguiente es palabra jurada del narcotraficante colombiano Mauricio Bernal Palacios y contenida en el oficio MX-08-179, emitido en 2008 por la embajada de Estados Unidos en México respecto a los movimientos del dinero ganado por inundar Madrid y Barcelona con cocaína colombiana: “Las transferencias extranjeras fueron enviadas de varios bancos de España a Union Bank en California. La mayoría de las ganancias de las drogas fueron canalizadas a través de dos casas de cambio llamadas Intercam Casa de Cambio y Monex. Pablo [Lorenzo Ampudia, narcotraficante mexicano] tenía varias empresas que enviaban dinero a Intercam y Monex, aproximadamente 100 millones de dólares pasaron a través de estas casas de cambio en 2004″. Este documento está contenido en el proceso seguido contra Guillermo Ocaña, un operador financiero de los Beltrán Leyva que utilizó particularmente Monex para blanquear capitales obtenidos en Europa por el cártel. SinEmbargo posee copia completa del expediente. Estos son los datos que detallan cómo sí hubo lavado de dinero, cómo sí provenía del narco y cómo sí se utilizó –y se dejó utilizar– bastamente a Monex. Otro aspecto más llama la atención. Intercam es una casa de cambio fundada y presidida por Luis Esteve de Murga, pariente político de Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación de México en los tiempos en que los Beltrán Leyva convirtieron su empresa en un lavadero de dinero. EL GRUPO COLOMBIANO El primero de abril de 2008, la embajada estadounidense en México emitió un oficio relacionado con la operación de narcos en Colombia, México, España y Estados Unidos. Este documento es especialmente importante, porque contiene la declaración del colombiano Mauricio Bernal Palacios una vez que fue extraditado a Estados Unidos. Mauricio inició su negocio de drogas con dos paisanos suyos, Javier Arias Búfalo y Gino Maglioni, con quienes hizo base en la Ciudad de México en una asociación conocida como “El Grupo Colombiano”. Javier Arias había garantizado el aprovisionamiento de la sustancia con un contacto suyo en Cali, Colombia, de nombre Carlos Bernal, persona sin relación alguna con Mauricio, mas que de los negocios internacionales que habrían de emprender. Carlos tenía la infraestructura necesaria para enviar lanchas rápidas a cualquier costa mexicana. Por el litoral atlántico llegarían cerca de la Península de Yucatán y, por el Pacífico, a un punto distante de tres kilómetros y medio entre las playas de Acapulco, Guerrero, y Huatulco, Oaxaca. Carlos Bernal contaba con un socio mexicano que se encargaría del transporte de la coca del mar mexicano a la Ciudad de México con cargo de 20 por ciento pagado, siempre, en especie. En el Distrito Federal, el enervante regresaba a manos colombianas que Arias pagaba en efectivo. En enero de 2001, Mauricio Bernal conoció a Francisco José Antón Pérez, blanqueador de capitales desde años atrás, en una fiesta de la Ciudad de México. Según las investigaciones, Mauricio lo puso al frente de la compra de Casa de Cambio Intercontinental a la que renombró como Ribadeo, quizá en referencia a un pueblo español así llamado en Galicia. Bajo su anterior denominación, el grupo financiero contó con la colaboración de Rodolfo David Dávila Córdova, ex funcionario del Banco de México preso por ser presunto cerebro financiero del Cártel de Juárez. Con la nueva nomenclatura, Ribadeo, la firma lavaría al menos 236 millones de euros, unos 4 mil 200 millones de pesos. Tiempo después, en enero de 2004, Pérez contactó a Mauricio Bernal, según éste, para presentarle a Pablo Lorenzo Ampudia Bernal, un traficante mexicano que aseguraba tener una ruta segura hacia España vía Barcelona. –¿Tienes comprador en España? –preguntó Antón a Bernal en el encuentro. –Tengo un conocido, pero tengo que consultar primero con él –respondió el colombiano. La organización se compuso por Bernal, Ampudia, Pérez, Arias y Maglioni –al comienzo verdadero dueño del contacto español–. Elizondo no tenía que invertir dinero alguno para la compra de cocaína; su inversión era la transportación segura y su entrega en España. Una vez vendida ahí, las ganancias eran repartidas de esta manera: Ampudia y su grupo recibían la mitad y el resto era dividido en partes iguales por los verdaderos propietarios de la droga a precios de España, entonces de 19 mil euros por kilo. En algún punto, Antón Pérez, quien era responsable de 2 millones de euros pertenecientes a Ampudia, informó a la organización que el dinero había sido perdido o robado en España. En octubre de 2004, otro transportista relacionado con Pérez fue detenido en el aeropuerto de Madrid mientras intentaba salir hacia México con 800 mil euros, también propiedad de Ampudia, quien empezaba a perder la paciencia. A la vez, la policía española supo del nuevo repertorio de colombianos, mexicanos y españoles convirtiendo polvo en plata luego lavada a través de entidades financieras mexicanas. Es dicho del narcotraficante Mauricio Bernal y de cómo se movía su dinero: “Las transferencias extranjeras fueron enviadas de varios bancos de España a Union Bank en California. La mayoría de las ganancias de las drogas fueron canalizadas a través de dos casas de cambio llamadas Intercam Casa de Cambio y Monex. Pablo (Lorenzo Ampudia, narcotraficante mexicano) tenía varias empresas que enviaban dinero a Intercam y Monex, aproximadamente 100 millones de dólares pasaron a través de estas casas de cambio en 2004″. LA OPERACIÓN TACOS 18 de julio. Andrés Manuel López Obrador, entonces candidato del Movimiento Progresista, junto con Jesús Zambrano del PRD, dan a conocer operaciones de transferencia a las tarjetas de prepago Monex. Foto: Cuartoscuro Muchos de los detalles constan en un documento oficial español fechado el 31 de marzo de 2008 y suscrito por Jesús Espigares Mira, entonces agregado del ministerio del interior de la embajada de España en México. El papel detallaba cuatro años de trabajo de la “Operación Tacos”, como los españoles llamaron el lío de euros, coca y mexicanos en su país. En octubre de 2004, la policía española obtuvo información sobre una sospechosa operación bancaria efectuada por cinco mexicanos a través de Ribadeo Casa de Cambio. La característica común de sus cuentas, todas abiertas en sucursales madrileñas, era por un lado el ingreso de importantes cantidades de efectivo en euros, destacando en todos los casos billetes falsos y, por el otro, el abandono de transferencias originadas en Barcelona desde cuentas tituladas por sociedades con carácter instrumental. La investigación demostró que presentaban como denominador común su aparente vinculación al sector inmobiliario y que estaban bajo el control del mexicano Guillermo Francisco Ocaña Pradal y otros dos. Ocaña –u Ocañita– era un rostro conocido. Fue conductor del programa televisivo de variedad “De boca en boca” y, años atrás, según la periodista Anabel Hernández en su libro Los señores del narco (Grijalbo Mondadori 2010), había representado a Alejandra Guzmán, Juan Gabriel, Tania Libertad, Menudo, Gloria Trevi, Ricardo Arjona, Timbiriche, Kairo, Laura León y Magneto. El grupo de lavadores que operaba en Madrid utilizaba otro método para dar salida al efectivo recibido, la exportación física, no declarada o declarada con documentación falsa por el Aeropuerto Barajas. En esta modalidad participó Francisco José Antón, viejo amigo de Ocaña. “Por lo que respecta a las sociedades radicadas en Barcelona y controladas por Guillermo Ocaña, se tiene comprobado que a través de las cuentas de dichas sociedades se han efectuado ingresos de efectivo con las mismas características antes dichas por importe superior a los 78 millones de euros, fondos que se hacían seguir luego mediante transferencias al exterior bajo el concepto de Inversión Inmobiliaria “Cartera Tarraco” cuyos beneficiarios eran en su mayoría tres casas de cambio radicadas en México: Monex Casa de Bolsa, Monex Divisa e Intercam Casa de Cambio. “A la hora de contar con los testaferros, Guillermo Ocaña iba acompañado en ocasiones de un tal Javier Cruz (una fotocopia del pasaporte de Javier Jesús Cruz Muller apareció en el registro del domicilio de Ocaña), quien se presentaba como representante en España de Monex Casa de Bolsa”, detalló en su escrito el diplomático español. Paralelamente, los investigadores españoles contaban con información proporcionada por la DEA respecto a la existencia de una organización criminal existente en su país, pero dirigida desde México por el colombiano Mauricio Bernal. Las importantes sumas de dinero encendieron la alerta sobre la alta probabilidad de tráfico de cocaína. La parte del negocio dedicada a la venta de coca estaba relacionada directamente con una sociedad catalana recién adquirida y renombrada como Marítima Istmo que, desde principios de 2004, había realizado más de 40 importaciones desde México por un peso bruto superior a las 173 toneladas, todas ellas con concepto de “manufacturas de caucho para protección en barcos y vehículos” y con destino el aeropuerto de Barcelona. El remitente siempre era el mismo, su matriz mexicana Hulera Marítima Istmo. La policía española siguió un poco más el rastro y aseguró dos toneladas de cocaína oculta en defensas de caucho. ¿Qué pasó cuando las autoridades mexicanas acudieron al domicilio de Hulera Marítima Istmo en la colonia Crédito Constructor de la Delegación Benito Juárez? Lo mismo que ocurrió el año pasado, recientemente, periodistas fueron a preguntar por las empresas que también habrían surtido a Monex para que el PRI operara la elección: nada. Ni en el primer ni en el segundo caso existían las sociedades. En el caso del lavado de dinero producto de la venta de cocaína existía en realidad el comercio “Grafitis, diseño y publicidad” y, en otro despacho, una sucursal de Nextel. La misma situación se presentó con otras dos empresas utilizadas por los narcotraficantes, incluido un despacho jurídico. La única empresa que sí existió durante esa oleada de cateos Monex, cuyas oficinas de Hamburgo y Varsovia, en la Zona Rosa del Distrito Federal, fueran allanadas por la fuerza pública. En ese momento, mediados de la década pasada, los dueños de Monex, empresa acusada de lavar dinero para el narco, eran exactamente los mismos que hoy, señalados por la oposición de lavar dinero para el PRI. *** El 6 de marzo de 2005, las autoridades españolas ya sabían que la terminal aérea de Barcelona era uno de los puntos principales para la fuga de euros en efectivo. Esta parte de la operación, el movimiento de plata, declarada o no, era responsabilidad directa de los hermanos mexicanos Héctor Gerardo y José Arturo Ponce Medina, amigos desde hacía décadas de Guillermo Ocaña, y quienes andaban por el mundo presentándose como empresarios del cine. Ese día, los operadores emplearon a tres mujeres de aspecto sofisticado para trasladar cinco millones y medio de euros que fueron confiscados. El efectivo pretendía ser exportado en un vuelo privado fletado por ellos y que había llegado a Barcelona tres días antes procedente de Chicago. Su itinerario era el Aeropuerto Gander, de Canadá, de donde seguiría a Los Ángeles, ciudad, apunta la investigación española, en que se encuentra una de las sucursales de Ribadeo. Y también de Monex. El asunto generó alta tensión en el circuito de narcos, quienes mostraron los colmillos e impusieron a los transportadores del dinero la pérdida como una deuda, junto otras sumas aseguradas en el pasado. Debían recuperar la plata por la vía legal y para contratar a un buen penalista comisionaron al principal publirrelacionista del grupo: Guillermo Ocaña. El conductor de televisión mantuvo diversas conversaciones con los responsables del efectivo en México. En resumen, se haría cargo de gestionar la recuperación de la plata, lo que trató directamente, según el gobierno ibérico, con Javier Jesús Cruz Muller, principal funcionario de Monex en España. DAR CLIC EN LOS DOCUMENTOS PARA AMPLIAR *** El 5 de marzo de 2002, Adriana –un hombre que se convirtió en informante de la policía bajo ese nombre de mujer– dijo que trabajó para la organización dirigida por el mexicano Pablo Lorenzo Ampudia y el colombiano Ricardo Mauricio Bernal Palacios en la parte de transferir y transportar euros a México. Muchos euros. Adriana tiene importancia en esta trama, porque, en 2002, conoció al hombre interesado en comprar la casa de cambio Intercontinental, José Francisco Antón Pérez. El negocio cambiaría su nombre a Ribadeo, y reorientaría su giro para ser, fundamentalmente, un lavadero de dinero. Adriana se asoció con la compra del 10 por ciento de las acciones, equivalentes a 200 mil dólares y participó en la arquitectura del circuito de blanqueo de capitales. –¿Cuánto me cobras por traer dinero de España a la Ciudad de México?– se interesó Ampudia en Adriana. Era septiembre de 2003. –Entre ocho y 10 por ciento– e hizo ese mismo mes su primer viaje a Madrid, donde se hospedó en un hotel del elegante Paseo de la Castellana, y luego siguió a Barcelona, donde esperó instrucciones de Ampudia en el Hotel Prestige. Ahí fue contactado por otro hombre que lo citó en el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, donde le entregó 2.6 millones de euros, unos 45 millones de pesos. Adriana hiló los momentos de otros tres viajes, todos exitosos y concluidos con la entrega de maletas en la oficina de Francisco José Antón Pérez, quien a su vez lo daba a Pablo Ampudia, dueño “de tres propiedades en Las Brisas de Acapulco, una oficina en la calle Masaryk de Polanco, una casa en el Club de Golf de Interlomas, en Huixquilucan”. Por conocer todos los detalles desde adentro es que Adriana resultaba confiable. Detalló cómo era físicamente Guillermo Ocaña y qué contactos embalaba para la organización. Dijo de él que era “gente” de un socio de Ampudia únicamente identificado en el expediente como El Tito, encargado de negociar el transporte de la droga de Colombia a México y “dueño –declaración de diciembre de 2005– de Finamex Casa de Cambio, ubicada en el Paseo de la Reforma, cerca de la Bolsa Mexicana de Valores”. En octubre de 2003, Adriana volvió a España, esa vez acompañado de José Antón. Se reunieron con Ocaña, a quien el informante conocía desde mediados de los noventa, pues ambos ya operaban transferencias con Monex. Adriana dio detalles: “Guillermo Ocaña Pradal fue quien armó la estructura para lavar dinero de Europa a México, desde hace aproximadamente dos años, creando empresas fantasmas en España; esta persona era representante de espectáculos de Televisa en España, con lo cual justificaba su presencia en dicha nación. “Supe que el promotor de Ocaña en Monex era una persona de nombre Javier Cruz, quien le hacía sus transacciones de España a México con pleno conocimiento de que eran producto de actividades ilícitas”. La segunda ocasión que se encontraron Adriana y Guillermo fue en el Distrito Federal, en la sede Ribadeo en un nuevo encuentro con Antón. Hablaron de las cuentas y la forma en que llegaría el dinero a México, pues en ese momento había problemas con Intercam y Monex. INTERCAM Gómez Mont. Relaciones enredadas. Foto: Cuartoscuro Adriana también declaró que Ampudia era el verdadero dueño del dinero perdido por los hermanos Ponce Medina en el aeropuerto de Barcelona, quien sí tenía interés en utilizar esas ganancias en proyectos cinematográficos y que, además, era el propietario de la sociedad anónima fantasma clave en este negocio, Hulera Marítima Istmo. Algo más dijo Adriana: “Antón Pérez me dijo que trasladaron cocaína en amortiguadores de corcho de México a Barcelona, ya que Pablo Lorenzo Ampudia tenía sobornadas a todas las autoridades en México y su compadre era jefe de la Interpol España. “Pablo Ampudia tiene aproximadamente tres o cuatro años llevando y vendiendo cocaína hacia España, obteniendo ganancias aproximadas de 40 millones de euros mensuales, mismos que son enviados a México a través de movimientos financieros, utilizando las casas de cambio Ribadeo e Intercam”. Aquí es necesario abrir un paréntesis y brincar algunos años en el tiempo y algunos artículos en el código penal y hacer un momentáneo cambio de personajes. El 9 de julio de 1992, Nicolás Caletri no era más que un ladrón con las únicas ventajas de su temeridad y ambición. Estaba a poco tiempo de iniciar su carrera como uno de los secuestradores más prolíficos del país. Pero el 9 de julio de 1992, a las ocho y media de la noche, Caletri y otro delincuente de similar estirpe entraron a una enorme casa de Chimalistac, al sur de la Ciudad de México. María Teresa Gómez Mont vio venir a los extraños por el pasillo de su casa y apretó el brazo de su cuñado, Luis Esteve de Murga. –¿Qué quieren?– preguntó al tiempo que los bandidos sacaron pistolas y los amagaron. Uno subió a Luis Esteve escaleras arriba y el otro ordenó a Teresa Gómez Mont llevarlo por las partes de la casa en que hubiera dinero y joyas. Al poco tiempo llegó la madre de los Gómez Mont, quien quiso negarse a la apertura de la caja fuerte, pero, ante la determinación de los ladrones de matarla, María Teresa dio instrucciones de cómo hacerlo, según la sentencia penal dictada contra Caletri y de la cual SinEmbargo también posee copia. “El monto de lo robado asciende aproximadamente a 6 millones de pesos”, declaró María Teresa Gómez Mont, política panista, como su hermano, el penalista Fernando Gómez Mont, quien titularía la Secretaría de Gobernación entre noviembre de 2008 y julio de 2010. El familiar político de los Gómez Mont presente durante el asalto, Luis Esteve de Murga, es, según información oficial de la Asociación de Bancos de México, “fundador y vicepresidente corporativo de Intercam Casa de Bolsa (…), consejero de Intercam Casa de Bolsa, Consejero de Intercam Seguros y de Fianzas, Consejero de Intercam Derivados, Consejero de Intercam Fondos y vicepresidente de 1999 a 2007 –los años del lavado multimillonario de Ribadeo, Monex e Intercam– de la Asociación Mexicana de Casas de Cambio”. *** Intercam quedó envuelta en la Operación Tacos por su relación con dos aliados financieros, Casa de Bolsa 14 y la Casa de Bolsa Puebla, con la que Intercam trabajaba efectuando transacciones desde mucho tiempo hasta el descubrimiento de las irregularidades de la agencia con matriz en la capital poblana. Estallaba, también, la Operación Tacos. Intercam se desmarcó, pero no así Monex. “Ellos siguieron por mucho tiempo más”, cuenta un ejecutivo a quien, por petición suya y bajo el argumento de razones de seguridad, se le otorga el anonimato. Eran años en que los operadores de bolsa anhelaban tener en su tarjeta de presentación el emblema de Monex por la posibilidad, según la misma fuente, de concretar cualquier negocio con cualquier cliente. “En México había éstas y muchas más que se estaban triangulando; en aquel entonces HSBC también abandonó el juego, aunque luego regresara y sufriera la multa ya conocida. Monex está embarrado hasta tres o cuatro años después de 2004, por lo menos. Y lo sabido es que los manejos con las empresas españolas fueron por 5 mil millones de dólares en de recursos transferidos triangulados, fraccionados y reintegrados. “Bank of America también estaba hasta el cuello, pero en Estados Unidos nunca lo aceptarán, porque si ahí se encuentra un culpable por estas actividades no lo es sólo el individuo que ejecuta el ilícito, sino la empresa entera y hablaríamos de que City Bank o Bank of America, el que quieras, serían culpables de financiar hasta actividades terroristas y el cierre de uno grande es un enorme boquete a todo el sistema financiero. La solución es buscar culpables afuera”, sostiene la fuente de información. Las empresas españolas que emitieron millones de euros a las casas de cambio mexicanas con destino al Bank of America fueron, al menos: Catalana; Deforast; Actividades Telemáticas 2000 SL; Vivila; Construcciones Exelegi, Gremio Gipuscuanos; Waldos; Vicisa, y Olarca. Las sospechas surgieron por la constancias de grandes flujos de dinero cuando, en prácticamente todos los casos, no existía documentación de esas firmas, es decir, nada justificaba su existencia. Eran fantasmas. Algunas casas de cambio pasaron por alto esta condición y Monex, Casa de Cambio 14 y Casa de Cambio Puebla lo hicieron. Las dos últimas sufrieron la revocación de sus permisos tras el escándalo. Ambas eran senderos de dólares hacia Joaquín Guzmán Loera y, apenas el año pasado, logró que un juez ordenara el reinicio de operaciones, sólo para quedar evidenciada como parte del circuito de blanqueo de HSBC. Pero el protagonista del Monexgate quedaría y volverá a quedar, una vez más, intacto. EL SPA Si Antón pagó sus deudas es lo menos relevante, pues fue ejecutado en su casa, en un rico conjunto residencial de Huixquilucan, Estado de México. Ocaña negó los cargos de blanqueo, pero igualmente fue condenado por lavado de dinero. Reconoció su amistad con Javier Jesús Cruz Muller, empleado del más alto nivel para Casa de Cambio Monex en España, a quien desde tiempo atrás comprara divisas para el pago de artistas. Y esto, su vida en la farándula, es algo de lo que nunca se desprendió Guillermo Ocaña. Por eso las autoridades tienen certeza de que la cocaína colombiana y el dinero español eran asunto de un viejo conocido, Héctor Beltrán Leyva “El H”, líder vigente hasta hoy del cártel que lleva sus apellidos. Una de las claves la dio otro testigo protegido, a quien se asignó el nombre de Julio. Este hombre conoce a los Beltrán Leyva desde los tiempos en que eran simples muchachos ambiciosos junto con su primo Joaquín “El Chapo” Guzmán. Julio vio vender droga, lavar dinero, ordenar asesinatos y enterrar a sus muertos a “El Güero” Palma, “El Azul” Esparragoza Moreno, “El Mayo” Zambada y “Nachito” Coronel. A Julio las autoridades le presentaron un pasaporte bajo cuya fotografía aparecía el nombre de Alonso Rivera Muñoz, un adusto empresario de acento norteño que andaba viendo cómo gastarse el dinero en Acapulco. Pero Julio aclaró que esa cara no es otra sino la de Héctor Beltrán Leyva, “El H”. *** Pocas cosas quería más en la vida la esposa de “El H”, Clara Elena Laborín Archuleta que figurar en sociedad. Buscaba por todas las formas que su marido, a quien presentaba como Alonso Rivera estuviera en las recepciones, cocteles, fiestas. Pero a ese hombre nada le ablandaba el entrecejo. Por ese deseo fue que, cuando conoció a un hombre del espectáculo y de Televisa, en la década de los noventa, decidió hacerlo su primera compañía. Así fue como Guillermo Ocaña se convirtió en facilitador de cualquier cosa de la mujer, por ejemplo, como aval en 2001 para la renta de un departamento en Residencial Country Club, en la zona más rica de Huixquilucan, Estado de México, por 3 mil 600 dólares mensuales. Guillermo Ocaña era un hombre de dinero y prestigio. Sus fiestas eran tema de conversación semanas después de que ocurrían. También era asunto dicho por aquí y por allá que Guillermo trabajaba para Clara Elena y su marido, Alonso, un amable hombre de negocios sonorense siempre custodiado por una escolta. Por eso, porque Guillermo era un empleado de “Alonso”, es que las autoridades dieron con el clavo de que el final beneficiario del tráfico de coca y el lavado de dinero era Héctor Beltrán Leyva. Por eso y porque su esposa Clara Elena quería más que nada en el mundo ser admitida en sociedad. En marzo de 1999, la mujer sonorense pidió a Guillermo que organizara la presentación de un spa de su propiedad en el Hotel Hyatt. Debían estar todos, urgía la mujer de “Alonso”: medios de comunicación y “gente del medio”. “Guillermo Ocaña acudió con ella. La señora Clara Elena quería hacerlo muy ostentoso. Prácticamente la finalidad era presentarlos en sociedad, porque a ellos (a Clara y Alonso) nadie los conocía”, dijo una publirrelacionista a quien contrataron para la organización de un evento que, entre más público fuera, resultaba mejor para la mujer de “El H”, pero peor para su lavador de dinero. A la inauguración acudieron la también sinaloense Lola Beltrtán, Karla Alemán, el diseñador Héctor Terrones y el alcalde de Acapulco Manuel Añorve. “Estaban la Baronesa de Portanova y su marido; acudió el que era Embajador de Francia, Bruno Delaye; los propietarios del hotel, los señores Saba; la señora Lolita Ayala, la juez Margarita Sotomayor; el presidente del patronato de Acasida, el señor Esteban, medios de comunicación, en total eran como 650 gentes (sic), en mi punto de vista, ha sido uno de los eventos más grandes a los que he asistido en mi vida”, declaró a la PGR Lucila Guillén, organizadora y amiga de Ocaña. “El H”, retraído, desconfiado, seguía la fiesta desde lejos. Hubo un personaje más. Y hasta en eso se parecen aquel asunto de Monex y el presente, el del financiamiento a la campaña priísta. Entre los invitados a la presentación del spa de los Beltrán Leyva estuvo el cómico Eugenio Derbez, el mismo cuyo matrimonio, en pleno conflicto electoral, transmitió Televisa como si se tratara de una boda real. Y mientras las nupcias ocurrían, miles de manifestantes inconformes con la elección exigían dentro y fuera de la iglesia que se aclarara el supuesto fraude electoral en que habrían coincidido Televisa y Monex.
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El 11 de septiembre de 2005, en el aniversario de los avionazos convertidos en bombas en Nueva York, la fuerza aérea colombiana dio caza a un avión que logró descender en la Isla de San Andrés. Estaba cargado con mil 300 kilos de cocaína. Otra vez el olfato de la DEA y, como en el caso anterior, el flujo de dinero para comprar el aeroplano: el dinero se transfirió de la Casa de Cambio Puebla a cuentas bancarias de Wachovia Bank y, de ahí, al fideicomiso Powell Aircraft. Uno más se desplomó en Yucatán, México, con 3.3 toneladas. Otro fue asegurado en Ciudad del Carmen, Campeche, con 5.6 toneladas. De cocaína pura, por supuesto. A su vez, Don Pancho estaba asociado con otro gánster bien conocido por la DEA y las autoridades mexicanas en este asunto de aviones y coca, el guatemalteco Otto Herrera García, capturado en México en abril de 2004 y fugado del Reclusorio Sur del Distrito Federal apenas un año y un mes después. En total, 13 millones de dólares fueron enviados a cuentas de Wachovia para la compra de 13 aviones usados en el tráfico de drogas. Todos fueron incautados con más de 20 toneladas de coca, de acuerdo con los documentos de la Corte del Distrito Sur de Florida. David Gaddis, jefe Regional de la Agencia Antidrogas estadounidense en México envió cuatro oficios a la Procuraduría General de la República (PGR). Se revelaba una compleja ingeniería financiera y de producción y trasiego de cocaína por los aires. La droga era provista por Don Pancho, asesinado en 2007, cuando era capo del Cártel del Valle del Norte. Antes fue operador del Cártel de Cali. Don Pancho era, junto con su condición de empresario de la coca, un empresario aeronáutico. *** Durante la investigación, las autoridades estadounidenses revisaron la actividad bancaria de las casas de cambio mexicanas que operaron a través de Wachovia. Encontraron “evidencias obvias” y “alertas de lavado de dinero del narcotráfico a gran escala”, se apunta en el documento de la Corte de Florida. Era común la emisión de transferencias electrónicas múltiples en números redondos en el mismo día o en fechas próximas por los mismos depositantes para el beneficio de la misma cuenta. Por ejemplo, en un período de dos días, se efectuaron diez transferencias electrónicas por cuatro individuos diferentes y un negocio en la cuenta de un intermediario aeronáutico. Todas las transferencias estaban hechas en números redondos. La investigación reveló que las identidades de los individuos eran falsas, mientras que el negocio era una empresa fantasma. Según la PGR y la Secretaría de Hacienda, 74 personas, tanto físicas como morales, transfirieron recursos a través de la Casa de Cambio Puebla. Algunos nombres identificados por la DEA: “Enrique Rumbos”, quien sería el intermediario en el negocio de la venta de aeronaves. Uno más, supuestamente contraparte sudamericana en la adquisición de los aviones, “Jorge Corrales”. También el de un piloto sinaloense de 80 años, “Jorge Castro Barraza”. En otra ocasión, se menciona en los documentos judiciales, una casa de cambio hizo ocho transferencias electrónicas para depositar en la cuenta de un vendedor de aviones en el mismo día. Cuatro de esos pagos fueron enviados por un individuo en dos emisiones de 49 mil dólares y las otras dos por 51 mil dólares. Los envíos restantes fueron emitidos por otro sujeto, cada una por 50 mil dólares. Al día siguiente, otra casa de cambio envió diez transferencias electrónicas a través de Wachovia a la misma cuenta del vendedor de aviones. Cada transferencia fue por 50 mil dólares. Todos los nombres resultaron falsos. Y, en un período de siete días, la casa de cambio envió más de 1.3 millones de dólares en transferencias electrónicas para depositarse en las cuentas de un vendedor de aviones. Las casas de cambio regularmente depositaban cheques de viajero a través de sacos o bolsas con números seriados secuenciales y estructurados y fechas de depósito en o cerca de la fecha de compra. Otros elementos sospechosos incluyeron “marcas de pitufo” o marcas inusuales y cheques de viajero sin ninguna firma legible. Muchas de las casas de cambio que usaban el servicio de grandes cantidades de efectivo de Wachovia enviaban significativamente más efectivo de lo que el mismo banco esperaba, al menos 50 por ciento más de su actividad mensual prevista. *** En mayo de 2007, la DEA congeló a Casa de Cambio Puebla 11 millones de dólares distribuidos en 23 cuentas bancarias abiertas en Wachovia por orden de la fiscal adjunta del distrito sur de Florida, Andrea Hoffman. La PGR respondió seis meses después, cuando la Subprocuraduría de Investigación en Delincuencia Organizada cateó, el 7 de noviembre de ese año, oficinas de Casa de Cambio Puebla y detuvieron a nueve personas, entre éstas Pedro Alfonso Alatorre Damy o Pedro Barraza Urtusuástegui El Piri, operador financiero del Cártel de Sinaloa y responsable del flujo de dinero con que se pagó el embarque de las 5 toneladas de cocaína que aseguró el Ejército, en un avión que aterrizó en Campeche, el 10 de abril de 2006. En Puebla se detuvo a Amador Cordero Vázquez, contralor general de las Casas de Cambio y se intervino la matriz del centro cambiario. En la Ciudad de México se realizaron cuatro cateos a las oficinas del centro cambiario en Polanco, la Torre Mayor y el Aeropuerto de la Ciudad de México, además de la casa de El Piri, en Lomas de Barrilaco, y un domicilio más en Huixquilucan, Estado de México. “La Policía Federal investiga, en coordinación con distintas autoridades en México y Estados Unidos, el número y el monto de otras transacciones financieras encabezadas por Alatorre Damy para la organización criminal que encabezan Joaquín Guzmán Loera, los hermanos Beltrán Leyva –cuando aran socios del Cártel de Sinaloa– y El Mayo Zambada”, informó entonces la Secretaría de Seguridad Pública. Según la investigación mexicana, el operador financiero incrustado en el centro cambiario fue El Piri, quien hoy espera en un penal federal de Veracruz su extradición a Estados Unidos. La investigación, dirigida en todo momento por la DEA, descubrió que Don Pancho extendió su sociedad con Sinaloa mediante la creación del fideicomiso estadounidense Powell Aircraft Title Services que, según la agencia antidrogas, prestaba servicios de transportación a El Chapo y a Ismael El Mayo Zambada. *** La galería de nombres que blanquearon a través de Casa de Cambio Puebla y el Banco Wachovia parece interminable. La PGR congeló en 2008 todos los recursos económicos de José Luis Laddaga, supuesto operador financiero en México del cártel colombiano del Norte del Valle. Y lo hacía a través del centro cambiario con matriz en Puebla. Se le relacionó además con un hecho de sangre de agosto de 2006. Pablo Sánchez y Francisco Caruli, de 43 y 18 años, fueron degollados en el interior del Centro Cambiario Liberty, en el Distrito Federal. Pero lo suyo era la operación financiera. Y si se observa su ruta de depósitos, se entenderá que el narcotráfico ha convertido al mundo en un pañuelo. Laddaga transfería a empresas de Asia, Europa y Estados Unidos. Fernando Cruz Tapia, presunta cabeza de una red de lavado de dinero de cárteles de la droga mexicanos y colombianos, fue aprehendido en enero de este año por la Policía Federal. Habría blanqueado al menos 50 millones de dólares a través de cinco centros cambiarios, entre estos Casa de Cambio Puebla. *** En mayo de 2007, la Fiscalía para el Distrito Sur de Florida, la DEA y la Red de Crímenes Financieros investigaron a fondo las condiciones de operación de Wachovia. Determinaron que, desde mayo de 2003 y hasta por lo menos julio de 2007, el banco violó las normas de antilavado de dinero, los requerimientos de reportes de actividades sospechosas y sus propias regulaciones. “Las violaciones en Wachovia fueron serias y sistemáticas y permitieron a algunos de sus clientes lavar millones de dólares procedentes del narcotráfico a través de las cuentas de Wachovia por un largo período de tiempo”, se plantea en la declaración de hechos de la Corte del Sur de Florida. La investigación identificó al menos 110 millones de dólares del narco que fueron conducidos a través de las cuentas de las casas de cambio en Wachovia. “Este banco falló en la apreciación y dirección de riesgos asociados con su clientela de casas de cambio mexicanas y en reconocer que su programa anti lavado de dinero era inadecuado para el monitoreo de transacciones sospechosas de las casas de cambio”. La investigación ha determinado que hubo esencialmente siete fallas significativas. Entre estas, Wachovia careció de procedimientos de monitoreo en la repatriación de cerca de 14 mil millones de dólares en grandes cantidades de efectivo para casas de cambio de alto riesgo y otros clientes extranjeros con manejo de altas cantidades de efectivo. Falló en el monitoreo de más de 40 mil millones de dólares en instrumentos monetarios de cuentas extranjeras internacionales en la forma de RDC por un período de dos años. El banco fue omiso en dar seguimiento a las transacciones con las casas de cambio y otras cuentas bancarias extranjeras de alto riesgo para cumplir con las obligaciones de reporte de actividades sospechosas. No implementó supervisión ni límites para cheques de viajero con números secuenciales de alto riesgo para clientes de casas de cambio de alto riesgo en contravención de la propia política de Wachovia. Tampoco detectó ni reportó oportunamente transferencias electrónicas sospechosas por 373 mil millones de dólares provenientes de las casas de cambio en ausencia de políticas suficientes anti lavado de dinero. Cegarse y callarse. Sólo estar en medio de la danza de los millones. Eso hizo Wachovia. Y no sólo Wachovia. *** El banco condujo de manera voluntaria una detallada revisión de sus transacciones con 13 casas de cambio mexicanas durante un período de tres años. Entregó más de 8 millones de páginas de documentos y los resultados de una investigación interna conducida por un consultor independiente a reguladores bancarios estadounidenses. No hubo juicio. Wachovia despidió a sus funcionarios responsables. Se dijo culpable de las acusaciones y contuvo la marea con el pago de 110 millones de dólares, cantidad que al menos fue lavada por los Cárteles de Sinaloa y del Valle Norte, además de una multa de 50 millones de dólares, según el acuerdo judicial logrado el 16 de marzo de ese año entre el gobierno estadounidense y Wells Fargo, el banco comprador de Wachovia, según el documento, cuya copia también posee este medio. Un pelo en el gato de 373 mil millones de dólares. Las acusaciones hechas por la PGR contra Casa Puebla, dadas a conocer el 8 de noviembre de 2007, no distan de las hechas a Wachovia. La operadora incumplió el “régimen de prevención, detección y alerta de operaciones con recursos de procedencia ilícita a la que está obligada como toda institución financiera del país”. Pero hace falta echar un vistazo a los nombres de los empresarios relacionados con el centro cambiario que no fueron investigados al menos debió despertar dudas. La Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores cancelaron, en 2008, la operación de la Casa de Cambio Puebla. El único culpable ha sido hasta ahora Alatorre Damy, gerente de una de las 18 sucursales de Casa de Cambio Puebla. Con excepción suya, nadie dio explicación alguna al juez de los camiones de dinero combinados con los aviones de coca. El 10 de febrero pasado, la Policía de Colombia presentó 21 narcotraficantes detenidos como resultado de la “Operación sin Fronteras”. El grupo capturado era un trozo del Cártel del Valle Norte. Al frente estaba una mexicana María Patricia Rodríguez Monsalve La Doctora, viuda de Don Pancho y heredera del imperio de aviones rellenos de cocaína, corazón de la Operación Wachovia. Y el Banco Wachovia no existe más por sí mismo. Desde 2008 es una subsidiaria de Wells Fargo, el banco más grande de Estados Unidos. ¿Y Monex? Héctor Lagos Dondé escribió en el reporte de su empresa para 2007, año del incendio de Wachovia, que las utilidades de su grupo financiero ascendieron ese año a más de 1 mil 800 millones de pesos, un incremento superior al 11 por ceinto con respecto a 2006. Y líneas abajo se lee: “En Monex Grupo Financiero contamos con la certificación ISO 9001:2000 para nuestro proceso de “Prevención, Detección y Reporte de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita en todos sus productos a nivel nacional” (…) Estamos orgullosos de contar con un Sistema de Gestión de Calidad sólido, capaz de ofrecer a nuestros clientes productos y servicios confiables y seguros, soportado principalmente por un sistema de monitoreo SAS Anti Money Laundering utilizado a nivel internacional como una de las mejores soluciones para este tipo de procesos; así como el haber desarrollado una robusta infraestructura para el resguardo de la información de nuestros clientes con niveles de seguridad de clase mundial”. EL CHINO Copelas o cuelo. Foto tomada de un programa de la televisión de Estados Unidos Zhenli Ye Gon es un hombre peculiar por donde se le vea. Sin relación conocida con ninguna Triada, las poderosas mafias chinas hasta hace poco tiempo más poderosas que los cárteles mexicanos, se insertó en el mundo del narcotráfico nacional y quizá salga libre. Según el gobierno de Felipe Calderón, que convirtió su caso como uno emblemático en su guerra contra la drogas, el supuesto importador de precursores químicos para la elaboración de metanfetaminas, armó un andamiaje de dinero a través de cerca de 500 operaciones financieras en que habría lavado unos 90 millones de dólares entre 2003 y 2006, según la Procuraduría General de la República y la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. El andamiaje de dinero corría las empresas de Zhenli registradas como Unimed Pharm Chem, Constructora e Inmobiliaria Federal y Unimed Pharmeceutical a grandes instituciones como HSBC, Banorte, BBV Bancomer y Banamex. Pero el tejido fino se resolvía con ochos casas de cambio, entre estas Puebla, Majapara, Tiber, Catorce, Tamibe y Monex, todas con algún involucramiento distinto en lavado de dinero. TAMAULIPAS 2002. Elba Esther Gordillo y Enrique Jackson escoltan a Tomás Yarrington, quien preside la Comisión Nacional Electoral del PRI. Foto: Cuartoscuro Durante las pasadas campañas electorales, un spot televisivo del Partido Acción Nacional recordaba con voz e imágenes las incómodas relaciones del candidato presidencial priista Enrique Peña Nieto. En la sucesión de fotografías, se mostraban, sonrientes, al propio ex Gobernador mexiquense Peña Nieto y al ex Gobernador tamaulipeco Tomás Yarrington, antes de ser políticamente defenestrado y penalmente investigado por sus probables vínculos con los narcos, específicamente los de su tierra, los del Cártel del Golfo. Los detalles del involucramiento de Monex con los negocios del Golfo están contenidos en los cargos levantados el 22 de mayo de 2012 por la Corte del Distrito Sur de Texas de la División de Brownsville contra un empresario hoy desaparecido –se ignora si por su voluntad o la de alguien más– llamado Fernando Alejandro Cano Martínez, tan profuso lavador de dinero del narco como pródigo prestanombres del ex Gobernador Tomás Yarrington en la compra de ranchos. El expediente de referencia es el B-12-435. Al menos otro testaferro de Yarrington, Pablo Zárate Juárez, identificado por las mismas autoridades estadounidenses, ha sido identificado como un activo operador electoral de la campaña de Enrique Peña Nieto. “Para asegurar la continuidad de sus empresas ilegales utilizaron porciones de sus ganancias derivadas del tráfico de cocaína y marihuana para hacer grandes sobornos a altas autoridades electas desde sus candidaturas en Tamaulipas. Estos cohechos fueron el pago por la poca o nula interferencia policiaca respecto al tráfico de narcóticos y el lavado de dinero en el estado (…) Esta práctica ocurrió al menos desde 1998 a la fecha y aunque el monto de los sobornos es desconocida, se estima que ha sido en el orden de millones de dólares. “Fernando Alejandro Cano Martínez recibió y controló grandes sobornos para los candidatos de alto nivel que fueron recibidos por miembros y socios del Cártel del Golfo. Entre otras cosas, Cano hizo transferencias de México a Estados Unidos (…) creando y utilizando empresas fachada para obtener de manera fraudulenta préstamos y créditos de bancos federales estadounidenses. Estas empresas fachada también sirvieron para ocultar la verdadera propiedad, naturaleza y control de las actividades ilegales”. En el vaivén de los 20 millones de dólares lavados por Cano, la fiscalía estadounidense identificó el uso de Monex en la transferencia de recursos hacia una cuenta en el Banco Premier. El flujo de capital fue de esta manera: Fecha aproximada | Monto aproximado (dólares) Junio de 2008 | 99 mil 272 Septiembre de 2008 | 99 mil 850 Diciembre de 2008 | 147 mil 492 Marzo de 2009 | 100 mil Junio de 2009 | 50 mil Total: 496 mil 614 Entre enero de de 2008 y diciembre de 2009, Cano participó en las siguientes transferencias de Monex a la cuenta de una empresa fantasma llamada Cantera Parkway en el First National Bank: Fecha aproximada | Monto aproximado (dólares) Junio de 2008 | 315 mil Julio de 2008 | 100 mil Agosto de 2008 | 100 mil Septiembre de 2008 | 312 mil 500 Octubre de 2008 | 100 mil Noviembre de 2008 | 100 mil Diciembre de 2008 | 240 mil Febrero de 2009 | 50 mil Abril de 2009 | 270 mil Mayo de 2009 | 45 mil Julio de 2009 | 210 mil 700 Septiembre de 2009 | 210 mil Diciembre de 2009 | 210 mil Total: 2.2 millones de dólares Cano está dado a la fuga, según autoridades de Estados Unidos. De Yarrington, los priistas ya se han desligado, pero no así de otros dos ex gobernadores tamaulipecos también señalados por vender su alma al narco, Eugenio Hernández Flores y Manuel Cavazos Lerma, quien acompañará como senador durante los próximos seis años a Enrique Peña Nieto. CUELLO BLANCO En algún momento, Jaime Eduardo Ross Castillo y Luis Gino Gamba Llano despertaron en la isla de sus fantasías. Los viajes suyos y de sus cercanos por Nueva York, París, Ginebra o África eran rutinarios, había BMW en la puerta, el pariente de uno ascendía con firmeza en el mundo ejecutivo de Scotian Bank, prestaban dinero para la inversión en algún campo de golf y emprendían el negocio de sus sueños, una flotilla de aviones que incluían un Lear Jet, avionetas y helicópteros. Por si fuera poco, recuperaba auge el negocio familiar de ropa Hermenegildo Zegna. Y es que este es, literalmente, un asunto de cuello blanco. En realidad, Ross estaba sentado en un barril de pólvora, como se aprecia en el toca penal 230/2004 resuelto por el Quinto Tribunal Unitario en Materia Penal del Primer Circuito. Tiempo atrás, Scotiabank inició una demanda luego de que uno de sus clientes consentidos, de los que son invitados a desayunos exclusivos con directivos del banco, Alejandro Romero García, amaneció un día con la noticia de que en su cuenta bancaria faltaban 5 millones de dólares. Se trató de una sustracción en complicidad con la gerente de ese banco en la sucursal Liverpool Polanco, Maria Eugenia Oropeza Téllez. El hurto se logró el 19 de marzo de 2001 y en la madeja participó otro hombre joven, bien vestido, mejor peinado y de actitud triunfal, Luis Gino Gamba Llano. El pago de los 5 millones de dólares se hizo a través del corresponsal Banque Nationale de Paris, New York, para abono a una cuenta en el United European Bank, en Suiza. Apareció como ordenante el propio Alejandro Romero García –ignorante de toda la trama– y, como autorizada, la gerente María Eugenia Oropeza. Luego ocurrieron dos operaciones más con el objeto de simular el reintegro de parte del dinero. El 13 y el 17 de julio de 2001 se devolvieron 2 millones 100 mil dólares a la cuenta de Romero García, por tanto el faltante fue de 2 millones 895 mil dólares. Una tarde de septiembre de 2001, en casa de la madre de María Eugenia, timbró el teléfono. –Tenemos a tu hija y si no quieres que nos la chinguemos, debes pagar 500 mil pesos– escuchó al otro lado del auricular. La mujer reaccionó y buscó a sus hijos para apoyarse en la decisión. Denunciaron el secuestro, pero a los pocos días la mujer apareció muerta, con evidentes huellas de violencia, en una carretera cercana al Nevado de Toluca, en el Estado de México. Asimismo, de la documentación enviada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, se tuvo conocimiento que con los recursos obtenidos de la cuenta bancaria del señor Alejandro Romero García se aperturó una cuenta en el Credit Suisse Geneve de la que se ordenaron transferencias de recursos en múltiples ocasiones a diversas casas de cambio mexicanas: Majapara, Consultoría Casa de Cambio y Casa de Cambio Monex. Los beneficiaros fueron Ross Asesores, Grupo Fosta –la que importaba topa Hermenegildo Zegna–, Servicio de Tratamiento de Aguas, Desarrollo Inmobiliario Club de Golf Lomas y Operadora Gudafe. Ross Castillo conocía el movimiento del dinero. Era vicepresidente del Banco Nacional de París en México y también trabajaba para Scotiabank Inverlat. No era ajeno a la política: en tiempos de elecciones, dedicó recursos para el financiamiento de Andrés Manuel López Obrador y de sus hermanos Pío y Ramiro. Sin embargo, estos no fueron los únicos políticos tabasqueños salpicados con el caso. En 2002, el PRI contrató a Servicios Integrales de Aviación para el traslado aéreo de su dirigencia. La empresa contaba con una flotilla aérea que incluía un Lear Jet del que, tras bajar Roberto Madrazo en Miami, fue asegurado por las autoridades estadounidenses. No fue el único priista que subió a los aviones de Ross Castillo. También lo hizo el ex Gobernador tamaulipeco Tomás Yarrington, cuya historia particular en el narcotráfico también se encuentra a Monex. El Procurador General de la República en funciones, Rafael Macedo de la Concha –el mismo que desaforó a López Obrador– se apresuró en deslindar al entonces presidente del PRI: “Quiero ser muy puntual en esto porque esto se presta para que se especule mucho sobre el particular. Yo quiero precisar que el señor Roberto Madrazo, de acuerdo a la información que yo tengo, no tiene ninguna relación con estos hechos”. Sin mayores detalles, la maquinación fue considera de relevancia en el Cuarto Informe de Gobierno del Presidente Vicente Fox. Por eso llama la atención que el asunto no fuera investigado más allá de los responsables inmediatos. En la relación de beneficiarios de las triangulaciones por medio mundo existente en el expediente, se detalla la constitución de la empresa relacionada con la adquisición de los aviones, Vuelamex SA de CV. La firma causó alta ante un notario público de Navolato, Sinaloa. Si esto no fuera suficientemente peculiar, en su consejo de administración aparece Rodrigo Vázquez Colmenares Guzmán, hijo del ex Gobernador priísta de Oaxaca Pedro Vázquez Colmenares. Este no ha sido el único negocio de Rodrigo en el sector aeronáutico. Su nombre también aparece en la aerolínea Avolar, misma que tiene relación con otra de mismo nombre, pero propiedad de Jorge Alberto Bribiesca Sahagún, el hijo mayor de Marta Sahagún. La hipótesis no demostrada de la PGR sobre el asesinato de la gerente es que ésta intentó meter reversa cuando la corriente de dinero comenzó a estancarse. Y sus socios la mataron simulando su secuestro. Tras ese asesinato, el dinero llegó vía Monex hasta un avión utilizado por el candidato perdedor priista de 2006 y en posible beneficio de la familia de un presidente panista. Y fue por Monex como el dinero llegó a un candidato ganador priista y con la anuencia –beneficio, hay quien insiste– de un presidente panista. Tras la resolución del IFE de no sancionar el uso de su sistema financiero, Monex ha emprendido una campaña publicitaria en desplegados en que dice, como siempre ha dicho, que su empresa es la realización de la confianza. Y la danza de los millones continúa…
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SEGUNDA PARTE: Los expedientes que vinculan a Monex con lavado de dinero del crimen organizado internacional Por: Humberto Padgett - febrero 6 de 2013 - 0:00 Destacadas, México, TIEMPO REAL, Último minuto - 14 comentarios La Unidad de Fiscalización del Instituto Federal Electoral (IFE) determinó el 21 de enero que si bien Enrique Peña Nieto distribuyó dinero con tarjetas de Monex en la campaña de 2012 (ordenó sumar como gasto de campaña 50 millones 8 mil pesos más), el PRI no utilizó recursos ilegales ni se excedió en gastos de campaña. Esto incendió a los partidos opositores, que se cuestionan cómo fue posible que el órgano no encontrara evidencias de recursos ilegales. Quizás la respuesta está en Monex, financiera que tiene una fuerte experiencia en el blanqueo de capitales, como sostienen documentos y expedientes en poder de SinEmbargo… 11 de julio de 2012. El consejero presidente del IFE, Leonardo Valdéz Zurita, acompañado por sus 8 consejeros y el secretario general, anuncia que recibió 4 mil 200 informes de gastos de precampañas presidenciales y 63 quejas sobre irregularidades. Valdés Zurita dijo entonces que el IFE no tenía las atribuciones para sancionar o castigar a los partidos políticos. El IFE recibió denuncias del caso Monex, por el uso de tarjetas de Soriana, por el exceso de espectaculares y los viajes a Miami de Enrique Peña Nieto. A la postre, la autoridad electoral determinaría la “inocencia” del PRI y de Monex. SEGUNDA PARTE | Ver PRIMERA PARTE aquí Ciudad de México, 6 de feb (SinEmbargo).– La siguiente es palabra jurada del narcotraficante colombiano Mauricio Bernal Palacios y contenida en el oficio MX-08-179, emitido en 2008 por la embajada de Estados Unidos en México respecto a los movimientos del dinero ganado por inundar Madrid y Barcelona con cocaína colombiana: “Las transferencias extranjeras fueron enviadas de varios bancos de España a Union Bank en California. La mayoría de las ganancias de las drogas fueron canalizadas a través de dos casas de cambio llamadas Intercam Casa de Cambio y Monex. Pablo [Lorenzo Ampudia, narcotraficante mexicano] tenía varias empresas que enviaban dinero a Intercam y Monex, aproximadamente 100 millones de dólares pasaron a través de estas casas de cambio en 2004″. Este documento está contenido en el proceso seguido contra Guillermo Ocaña, un operador financiero de los Beltrán Leyva que utilizó particularmente Monex para blanquear capitales obtenidos en Europa por el cártel. SinEmbargo posee copia completa del expediente. Estos son los datos que detallan cómo sí hubo lavado de dinero, cómo sí provenía del narco y cómo sí se utilizó –y se dejó utilizar– bastamente a Monex. Otro aspecto más llama la atención. Intercam es una casa de cambio fundada y presidida por Luis Esteve de Murga, pariente político de Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación de México en los tiempos en que los Beltrán Leyva convirtieron su empresa en un lavadero de dinero. EL GRUPO COLOMBIANO El primero de abril de 2008, la embajada estadounidense en México emitió un oficio relacionado con la operación de narcos en Colombia, México, España y Estados Unidos. Este documento es especialmente importante, porque contiene la declaración del colombiano Mauricio Bernal Palacios una vez que fue extraditado a Estados Unidos. Mauricio inició su negocio de drogas con dos paisanos suyos, Javier Arias Búfalo y Gino Maglioni, con quienes hizo base en la Ciudad de México en una asociación conocida como “El Grupo Colombiano”. Javier Arias había garantizado el aprovisionamiento de la sustancia con un contacto suyo en Cali, Colombia, de nombre Carlos Bernal, persona sin relación alguna con Mauricio, mas que de los negocios internacionales que habrían de emprender. Carlos tenía la infraestructura necesaria para enviar lanchas rápidas a cualquier costa mexicana. Por el litoral atlántico llegarían cerca de la Península de Yucatán y, por el Pacífico, a un punto distante de tres kilómetros y medio entre las playas de Acapulco, Guerrero, y Huatulco, Oaxaca. Carlos Bernal contaba con un socio mexicano que se encargaría del transporte de la coca del mar mexicano a la Ciudad de México con cargo de 20 por ciento pagado, siempre, en especie. En el Distrito Federal, el enervante regresaba a manos colombianas que Arias pagaba en efectivo. En enero de 2001, Mauricio Bernal conoció a Francisco José Antón Pérez, blanqueador de capitales desde años atrás, en una fiesta de la Ciudad de México. Según las investigaciones, Mauricio lo puso al frente de la compra de Casa de Cambio Intercontinental a la que renombró como Ribadeo, quizá en referencia a un pueblo español así llamado en Galicia. Bajo su anterior denominación, el grupo financiero contó con la colaboración de Rodolfo David Dávila Córdova, ex funcionario del Banco de México preso por ser presunto cerebro financiero del Cártel de Juárez. Con la nueva nomenclatura, Ribadeo, la firma lavaría al menos 236 millones de euros, unos 4 mil 200 millones de pesos. Tiempo después, en enero de 2004, Pérez contactó a Mauricio Bernal, según éste, para presentarle a Pablo Lorenzo Ampudia Bernal, un traficante mexicano que aseguraba tener una ruta segura hacia España vía Barcelona. –¿Tienes comprador en España? –preguntó Antón a Bernal en el encuentro. –Tengo un conocido, pero tengo que consultar primero con él –respondió el colombiano. La organización se compuso por Bernal, Ampudia, Pérez, Arias y Maglioni –al comienzo verdadero dueño del contacto español–. Elizondo no tenía que invertir dinero alguno para la compra de cocaína; su inversión era la transportación segura y su entrega en España. Una vez vendida ahí, las ganancias eran repartidas de esta manera: Ampudia y su grupo recibían la mitad y el resto era dividido en partes iguales por los verdaderos propietarios de la droga a precios de España, entonces de 19 mil euros por kilo. En algún punto, Antón Pérez, quien era responsable de 2 millones de euros pertenecientes a Ampudia, informó a la organización que el dinero había sido perdido o robado en España. En octubre de 2004, otro transportista relacionado con Pérez fue detenido en el aeropuerto de Madrid mientras intentaba salir hacia México con 800 mil euros, también propiedad de Ampudia, quien empezaba a perder la paciencia. A la vez, la policía española supo del nuevo repertorio de colombianos, mexicanos y españoles convirtiendo polvo en plata luego lavada a través de entidades financieras mexicanas. Es dicho del narcotraficante Mauricio Bernal y de cómo se movía su dinero: “Las transferencias extranjeras fueron enviadas de varios bancos de España a Union Bank en California. La mayoría de las ganancias de las drogas fueron canalizadas a través de dos casas de cambio llamadas Intercam Casa de Cambio y Monex. Pablo (Lorenzo Ampudia, narcotraficante mexicano) tenía varias empresas que enviaban dinero a Intercam y Monex, aproximadamente 100 millones de dólares pasaron a través de estas casas de cambio en 2004″. LA OPERACIÓN TACOS 18 de julio. Andrés Manuel López Obrador, entonces candidato del Movimiento Progresista, junto con Jesús Zambrano del PRD, dan a conocer operaciones de transferencia a las tarjetas de prepago Monex. Foto: Cuartoscuro Muchos de los detalles constan en un documento oficial español fechado el 31 de marzo de 2008 y suscrito por Jesús Espigares Mira, entonces agregado del ministerio del interior de la embajada de España en México. El papel detallaba cuatro años de trabajo de la “Operación Tacos”, como los españoles llamaron el lío de euros, coca y mexicanos en su país. En octubre de 2004, la policía española obtuvo información sobre una sospechosa operación bancaria efectuada por cinco mexicanos a través de Ribadeo Casa de Cambio. La característica común de sus cuentas, todas abiertas en sucursales madrileñas, era por un lado el ingreso de importantes cantidades de efectivo en euros, destacando en todos los casos billetes falsos y, por el otro, el abandono de transferencias originadas en Barcelona desde cuentas tituladas por sociedades con carácter instrumental. La investigación demostró que presentaban como denominador común su aparente vinculación al sector inmobiliario y que estaban bajo el control del mexicano Guillermo Francisco Ocaña Pradal y otros dos. Ocaña –u Ocañita– era un rostro conocido. Fue conductor del programa televisivo de variedad “De boca en boca” y, años atrás, según la periodista Anabel Hernández en su libro Los señores del narco (Grijalbo Mondadori 2010), había representado a Alejandra Guzmán, Juan Gabriel, Tania Libertad, Menudo, Gloria Trevi, Ricardo Arjona, Timbiriche, Kairo, Laura León y Magneto. El grupo de lavadores que operaba en Madrid utilizaba otro método para dar salida al efectivo recibido, la exportación física, no declarada o declarada con documentación falsa por el Aeropuerto Barajas. En esta modalidad participó Francisco José Antón, viejo amigo de Ocaña. “Por lo que respecta a las sociedades radicadas en Barcelona y controladas por Guillermo Ocaña, se tiene comprobado que a través de las cuentas de dichas sociedades se han efectuado ingresos de efectivo con las mismas características antes dichas por importe superior a los 78 millones de euros, fondos que se hacían seguir luego mediante transferencias al exterior bajo el concepto de Inversión Inmobiliaria “Cartera Tarraco” cuyos beneficiarios eran en su mayoría tres casas de cambio radicadas en México: Monex Casa de Bolsa, Monex Divisa e Intercam Casa de Cambio. “A la hora de contar con los testaferros, Guillermo Ocaña iba acompañado en ocasiones de un tal Javier Cruz (una fotocopia del pasaporte de Javier Jesús Cruz Muller apareció en el registro del domicilio de Ocaña), quien se presentaba como representante en España de Monex Casa de Bolsa”, detalló en su escrito el diplomático español. Paralelamente, los investigadores españoles contaban con información proporcionada por la DEA respecto a la existencia de una organización criminal existente en su país, pero dirigida desde México por el colombiano Mauricio Bernal. Las importantes sumas de dinero encendieron la alerta sobre la alta probabilidad de tráfico de cocaína. La parte del negocio dedicada a la venta de coca estaba relacionada directamente con una sociedad catalana recién adquirida y renombrada como Marítima Istmo que, desde principios de 2004, había realizado más de 40 importaciones desde México por un peso bruto superior a las 173 toneladas, todas ellas con concepto de “manufacturas de caucho para protección en barcos y vehículos” y con destino el aeropuerto de Barcelona. El remitente siempre era el mismo, su matriz mexicana Hulera Marítima Istmo. La policía española siguió un poco más el rastro y aseguró dos toneladas de cocaína oculta en defensas de caucho. ¿Qué pasó cuando las autoridades mexicanas acudieron al domicilio de Hulera Marítima Istmo en la colonia Crédito Constructor de la Delegación Benito Juárez? Lo mismo que ocurrió el año pasado, recientemente, periodistas fueron a preguntar por las empresas que también habrían surtido a Monex para que el PRI operara la elección: nada. Ni en el primer ni en el segundo caso existían las sociedades. En el caso del lavado de dinero producto de la venta de cocaína existía en realidad el comercio “Grafitis, diseño y publicidad” y, en otro despacho, una sucursal de Nextel. La misma situación se presentó con otras dos empresas utilizadas por los narcotraficantes, incluido un despacho jurídico. La única empresa que sí existió durante esa oleada de cateos Monex, cuyas oficinas de Hamburgo y Varsovia, en la Zona Rosa del Distrito Federal, fueran allanadas por la fuerza pública. En ese momento, mediados de la década pasada, los dueños de Monex, empresa acusada de lavar dinero para el narco, eran exactamente los mismos que hoy, señalados por la oposición de lavar dinero para el PRI. *** El 6 de marzo de 2005, las autoridades españolas ya sabían que la terminal aérea de Barcelona era uno de los puntos principales para la fuga de euros en efectivo. Esta parte de la operación, el movimiento de plata, declarada o no, era responsabilidad directa de los hermanos mexicanos Héctor Gerardo y José Arturo Ponce Medina, amigos desde hacía décadas de Guillermo Ocaña, y quienes andaban por el mundo presentándose como empresarios del cine. Ese día, los operadores emplearon a tres mujeres de aspecto sofisticado para trasladar cinco millones y medio de euros que fueron confiscados. El efectivo pretendía ser exportado en un vuelo privado fletado por ellos y que había llegado a Barcelona tres días antes procedente de Chicago. Su itinerario era el Aeropuerto Gander, de Canadá, de donde seguiría a Los Ángeles, ciudad, apunta la investigación española, en que se encuentra una de las sucursales de Ribadeo. Y también de Monex. El asunto generó alta tensión en el circuito de narcos, quienes mostraron los colmillos e impusieron a los transportadores del dinero la pérdida como una deuda, junto otras sumas aseguradas en el pasado. Debían recuperar la plata por la vía legal y para contratar a un buen penalista comisionaron al principal publirrelacionista del grupo: Guillermo Ocaña. El conductor de televisión mantuvo diversas conversaciones con los responsables del efectivo en México. En resumen, se haría cargo de gestionar la recuperación de la plata, lo que trató directamente, según el gobierno ibérico, con Javier Jesús Cruz Muller, principal funcionario de Monex en España. DAR CLIC EN LOS DOCUMENTOS PARA AMPLIAR *** El 5 de marzo de 2002, Adriana –un hombre que se convirtió en informante de la policía bajo ese nombre de mujer– dijo que trabajó para la organización dirigida por el mexicano Pablo Lorenzo Ampudia y el colombiano Ricardo Mauricio Bernal Palacios en la parte de transferir y transportar euros a México. Muchos euros. Adriana tiene importancia en esta trama, porque, en 2002, conoció al hombre interesado en comprar la casa de cambio Intercontinental, José Francisco Antón Pérez. El negocio cambiaría su nombre a Ribadeo, y reorientaría su giro para ser, fundamentalmente, un lavadero de dinero. Adriana se asoció con la compra del 10 por ciento de las acciones, equivalentes a 200 mil dólares y participó en la arquitectura del circuito de blanqueo de capitales. –¿Cuánto me cobras por traer dinero de España a la Ciudad de México?– se interesó Ampudia en Adriana. Era septiembre de 2003. –Entre ocho y 10 por ciento– e hizo ese mismo mes su primer viaje a Madrid, donde se hospedó en un hotel del elegante Paseo de la Castellana, y luego siguió a Barcelona, donde esperó instrucciones de Ampudia en el Hotel Prestige. Ahí fue contactado por otro hombre que lo citó en el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, donde le entregó 2.6 millones de euros, unos 45 millones de pesos. Adriana hiló los momentos de otros tres viajes, todos exitosos y concluidos con la entrega de maletas en la oficina de Francisco José Antón Pérez, quien a su vez lo daba a Pablo Ampudia, dueño “de tres propiedades en Las Brisas de Acapulco, una oficina en la calle Masaryk de Polanco, una casa en el Club de Golf de Interlomas, en Huixquilucan”. Por conocer todos los detalles desde adentro es que Adriana resultaba confiable. Detalló cómo era físicamente Guillermo Ocaña y qué contactos embalaba para la organización. Dijo de él que era “gente” de un socio de Ampudia únicamente identificado en el expediente como El Tito, encargado de negociar el transporte de la droga de Colombia a México y “dueño –declaración de diciembre de 2005– de Finamex Casa de Cambio, ubicada en el Paseo de la Reforma, cerca de la Bolsa Mexicana de Valores”. En octubre de 2003, Adriana volvió a España, esa vez acompañado de José Antón. Se reunieron con Ocaña, a quien el informante conocía desde mediados de los noventa, pues ambos ya operaban transferencias con Monex. Adriana dio detalles: “Guillermo Ocaña Pradal fue quien armó la estructura para lavar dinero de Europa a México, desde hace aproximadamente dos años, creando empresas fantasmas en España; esta persona era representante de espectáculos de Televisa en España, con lo cual justificaba su presencia en dicha nación. “Supe que el promotor de Ocaña en Monex era una persona de nombre Javier Cruz, quien le hacía sus transacciones de España a México con pleno conocimiento de que eran producto de actividades ilícitas”. La segunda ocasión que se encontraron Adriana y Guillermo fue en el Distrito Federal, en la sede Ribadeo en un nuevo encuentro con Antón. Hablaron de las cuentas y la forma en que llegaría el dinero a México, pues en ese momento había problemas con Intercam y Monex. INTERCAM Gómez Mont. Relaciones enredadas. Foto: Cuartoscuro Adriana también declaró que Ampudia era el verdadero dueño del dinero perdido por los hermanos Ponce Medina en el aeropuerto de Barcelona, quien sí tenía interés en utilizar esas ganancias en proyectos cinematográficos y que, además, era el propietario de la sociedad anónima fantasma clave en este negocio, Hulera Marítima Istmo. Algo más dijo Adriana: “Antón Pérez me dijo que trasladaron cocaína en amortiguadores de corcho de México a Barcelona, ya que Pablo Lorenzo Ampudia tenía sobornadas a todas las autoridades en México y su compadre era jefe de la Interpol España. “Pablo Ampudia tiene aproximadamente tres o cuatro años llevando y vendiendo cocaína hacia España, obteniendo ganancias aproximadas de 40 millones de euros mensuales, mismos que son enviados a México a través de movimientos financieros, utilizando las casas de cambio Ribadeo e Intercam”. Aquí es necesario abrir un paréntesis y brincar algunos años en el tiempo y algunos artículos en el código penal y hacer un momentáneo cambio de personajes. El 9 de julio de 1992, Nicolás Caletri no era más que un ladrón con las únicas ventajas de su temeridad y ambición. Estaba a poco tiempo de iniciar su carrera como uno de los secuestradores más prolíficos del país. Pero el 9 de julio de 1992, a las ocho y media de la noche, Caletri y otro delincuente de similar estirpe entraron a una enorme casa de Chimalistac, al sur de la Ciudad de México. María Teresa Gómez Mont vio venir a los extraños por el pasillo de su casa y apretó el brazo de su cuñado, Luis Esteve de Murga. –¿Qué quieren?– preguntó al tiempo que los bandidos sacaron pistolas y los amagaron. Uno subió a Luis Esteve escaleras arriba y el otro ordenó a Teresa Gómez Mont llevarlo por las partes de la casa en que hubiera dinero y joyas. Al poco tiempo llegó la madre de los Gómez Mont, quien quiso negarse a la apertura de la caja fuerte, pero, ante la determinación de los ladrones de matarla, María Teresa dio instrucciones de cómo hacerlo, según la sentencia penal dictada contra Caletri y de la cual SinEmbargo también posee copia. “El monto de lo robado asciende aproximadamente a 6 millones de pesos”, declaró María Teresa Gómez Mont, política panista, como su hermano, el penalista Fernando Gómez Mont, quien titularía la Secretaría de Gobernación entre noviembre de 2008 y julio de 2010. El familiar político de los Gómez Mont presente durante el asalto, Luis Esteve de Murga, es, según información oficial de la Asociación de Bancos de México, “fundador y vicepresidente corporativo de Intercam Casa de Bolsa (…), consejero de Intercam Casa de Bolsa, Consejero de Intercam Seguros y de Fianzas, Consejero de Intercam Derivados, Consejero de Intercam Fondos y vicepresidente de 1999 a 2007 –los años del lavado multimillonario de Ribadeo, Monex e Intercam– de la Asociación Mexicana de Casas de Cambio”. *** Intercam quedó envuelta en la Operación Tacos por su relación con dos aliados financieros, Casa de Bolsa 14 y la Casa de Bolsa Puebla, con la que Intercam trabajaba efectuando transacciones desde mucho tiempo hasta el descubrimiento de las irregularidades de la agencia con matriz en la capital poblana. Estallaba, también, la Operación Tacos. Intercam se desmarcó, pero no así Monex. “Ellos siguieron por mucho tiempo más”, cuenta un ejecutivo a quien, por petición suya y bajo el argumento de razones de seguridad, se le otorga el anonimato. Eran años en que los operadores de bolsa anhelaban tener en su tarjeta de presentación el emblema de Monex por la posibilidad, según la misma fuente, de concretar cualquier negocio con cualquier cliente. “En México había éstas y muchas más que se estaban triangulando; en aquel entonces HSBC también abandonó el juego, aunque luego regresara y sufriera la multa ya conocida. Monex está embarrado hasta tres o cuatro años después de 2004, por lo menos. Y lo sabido es que los manejos con las empresas españolas fueron por 5 mil millones de dólares en de recursos transferidos triangulados, fraccionados y reintegrados. “Bank of America también estaba hasta el cuello, pero en Estados Unidos nunca lo aceptarán, porque si ahí se encuentra un culpable por estas actividades no lo es sólo el individuo que ejecuta el ilícito, sino la empresa entera y hablaríamos de que City Bank o Bank of America, el que quieras, serían culpables de financiar hasta actividades terroristas y el cierre de uno grande es un enorme boquete a todo el sistema financiero. La solución es buscar culpables afuera”, sostiene la fuente de información. Las empresas españolas que emitieron millones de euros a las casas de cambio mexicanas con destino al Bank of America fueron, al menos: Catalana; Deforast; Actividades Telemáticas 2000 SL; Vivila; Construcciones Exelegi, Gremio Gipuscuanos; Waldos; Vicisa, y Olarca. Las sospechas surgieron por la constancias de grandes flujos de dinero cuando, en prácticamente todos los casos, no existía documentación de esas firmas, es decir, nada justificaba su existencia. Eran fantasmas. Algunas casas de cambio pasaron por alto esta condición y Monex, Casa de Cambio 14 y Casa de Cambio Puebla lo hicieron. Las dos últimas sufrieron la revocación de sus permisos tras el escándalo. Ambas eran senderos de dólares hacia Joaquín Guzmán Loera y, apenas el año pasado, logró que un juez ordenara el reinicio de operaciones, sólo para quedar evidenciada como parte del circuito de blanqueo de HSBC. Pero el protagonista del Monexgate quedaría y volverá a quedar, una vez más, intacto. EL SPA Si Antón pagó sus deudas es lo menos relevante, pues fue ejecutado en su casa, en un rico conjunto residencial de Huixquilucan, Estado de México. Ocaña negó los cargos de blanqueo, pero igualmente fue condenado por lavado de dinero. Reconoció su amistad con Javier Jesús Cruz Muller, empleado del más alto nivel para Casa de Cambio Monex en España, a quien desde tiempo atrás comprara divisas para el pago de artistas. Y esto, su vida en la farándula, es algo de lo que nunca se desprendió Guillermo Ocaña. Por eso las autoridades tienen certeza de que la cocaína colombiana y el dinero español eran asunto de un viejo conocido, Héctor Beltrán Leyva “El H”, líder vigente hasta hoy del cártel que lleva sus apellidos. Una de las claves la dio otro testigo protegido, a quien se asignó el nombre de Julio. Este hombre conoce a los Beltrán Leyva desde los tiempos en que eran simples muchachos ambiciosos junto con su primo Joaquín “El Chapo” Guzmán. Julio vio vender droga, lavar dinero, ordenar asesinatos y enterrar a sus muertos a “El Güero” Palma, “El Azul” Esparragoza Moreno, “El Mayo” Zambada y “Nachito” Coronel. A Julio las autoridades le presentaron un pasaporte bajo cuya fotografía aparecía el nombre de Alonso Rivera Muñoz, un adusto empresario de acento norteño que andaba viendo cómo gastarse el dinero en Acapulco. Pero Julio aclaró que esa cara no es otra sino la de Héctor Beltrán Leyva, “El H”. *** Pocas cosas quería más en la vida la esposa de “El H”, Clara Elena Laborín Archuleta que figurar en sociedad. Buscaba por todas las formas que su marido, a quien presentaba como Alonso Rivera estuviera en las recepciones, cocteles, fiestas. Pero a ese hombre nada le ablandaba el entrecejo. Por ese deseo fue que, cuando conoció a un hombre del espectáculo y de Televisa, en la década de los noventa, decidió hacerlo su primera compañía. Así fue como Guillermo Ocaña se convirtió en facilitador de cualquier cosa de la mujer, por ejemplo, como aval en 2001 para la renta de un departamento en Residencial Country Club, en la zona más rica de Huixquilucan, Estado de México, por 3 mil 600 dólares mensuales. Guillermo Ocaña era un hombre de dinero y prestigio. Sus fiestas eran tema de conversación semanas después de que ocurrían. También era asunto dicho por aquí y por allá que Guillermo trabajaba para Clara Elena y su marido, Alonso, un amable hombre de negocios sonorense siempre custodiado por una escolta. Por eso, porque Guillermo era un empleado de “Alonso”, es que las autoridades dieron con el clavo de que el final beneficiario del tráfico de coca y el lavado de dinero era Héctor Beltrán Leyva. Por eso y porque su esposa Clara Elena quería más que nada en el mundo ser admitida en sociedad. En marzo de 1999, la mujer sonorense pidió a Guillermo que organizara la presentación de un spa de su propiedad en el Hotel Hyatt. Debían estar todos, urgía la mujer de “Alonso”: medios de comunicación y “gente del medio”. “Guillermo Ocaña acudió con ella. La señora Clara Elena quería hacerlo muy ostentoso. Prácticamente la finalidad era presentarlos en sociedad, porque a ellos (a Clara y Alonso) nadie los conocía”, dijo una publirrelacionista a quien contrataron para la organización de un evento que, entre más público fuera, resultaba mejor para la mujer de “El H”, pero peor para su lavador de dinero. A la inauguración acudieron la también sinaloense Lola Beltrtán, Karla Alemán, el diseñador Héctor Terrones y el alcalde de Acapulco Manuel Añorve. “Estaban la Baronesa de Portanova y su marido; acudió el que era Embajador de Francia, Bruno Delaye; los propietarios del hotel, los señores Saba; la señora Lolita Ayala, la juez Margarita Sotomayor; el presidente del patronato de Acasida, el señor Esteban, medios de comunicación, en total eran como 650 gentes (sic), en mi punto de vista, ha sido uno de los eventos más grandes a los que he asistido en mi vida”, declaró a la PGR Lucila Guillén, organizadora y amiga de Ocaña. “El H”, retraído, desconfiado, seguía la fiesta desde lejos. Hubo un personaje más. Y hasta en eso se parecen aquel asunto de Monex y el presente, el del financiamiento a la campaña priísta. Entre los invitados a la presentación del spa de los Beltrán Leyva estuvo el cómico Eugenio Derbez, el mismo cuyo matrimonio, en pleno conflicto electoral, transmitió Televisa como si se tratara de una boda real. Y mientras las nupcias ocurrían, miles de manifestantes inconformes con la elección exigían dentro y fuera de la iglesia que se aclarara el supuesto fraude electoral en que habrían coincidido Televisa y Monex.
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