Opinión: Es el momento de Libre Internet para Todos
Óscar Mondragón es empresario, activista, experto en tecnologías de información e integrante del Colectivo Libre Internet para Todos.
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México ha iniciado un proceso irreversible para su vida nacional. El impulso que los ciudadanos de nuestro país dieron a la iniciativa de ley, Libre Internet Para Todos, ha cristalizado no sólo la posibilidad de democratizar el uso de la web, también, de ocupar las herramientas políticas a su alcance, para mejorar sus condiciones y hacerse escuchar, demostrando a gobernantes y autoridades que son capaces de organizarse en pos de un bien común.
Así, Libre Internet Para Todos es la punta de lanza, un ejemplo claro y edificante, del interés que manifiestan los mexicanos por preocuparse y ocuparse de resolver los problemas que le atañen como sociedad. Civilidad, madurez y respeto, fueron los ingredientes principales para consolidar esta propuesta, que ya forma parte de la Reforma en Telecomunicaciones.
Durante varias semanas y arduas jornadas de trabajo, el público se manifestó en las calles, plazas y puntos neurálgicos de esta nación, conformando un colectivo ciudadano, que recabó más de 127 mil firmas para emprender esta aventura. Igualmente, varios diputados y senadores hicieron un gran esfuerzo para romper inercias y plasmar el derecho al libre Internet en la Constitución.
La inclusión de la palabra Internet en el artículo sexto constitucional es el primer paso de un cambio histórico. Sin embargo, no es tiempo de bajar los brazos, ya que restan diversas tareas por hacer para que cada uno de los habitantes de México posea este derecho, sobre todo, para acceder a un mundo competitivo y globalizado, que, de no ser partícipe, en un futuro próximo podría rebasar sus expectativas, no sólo en materia tecnológica, también, en calidad de vida.
Por ende, los legisladores requieren subsanar deficiencias en las leyes secundarias, ya que, por ejemplo, el artículo transitorio décimo séptimo, fracción V, es claro en cuanto a los términos del programa nacional de espectro radioeléctrico; sin embargo, es necesario especificar, como lo planteaba el Pacto por México, la manera en que se reordenará este tópico para permitir la banda ancha, pero lamentablemente, por la aparente injerencia de intereses monopólicos, terminó relegado, en el oscurantismo burocrático.
Además, la responsabilidad de los concesionarios respecto a la información transmitida por cuenta de terceros, debe limitarse a que estos atiendan órdenes explícitas del poder judicial. No es posible admitir que cada concesionario de telecomunicaciones se convierta en un celoso guardián de los contenidos en Internet, ya que sería violatorio a las garantías básicas de los mexicanos.
La ciudadanía tiene derechos sobre el uso de la infraestructura pública que es actualmente propiedad de la Comisión Federal de Electricidad, para privilegiar el bien público de acceso universal a Internet, sin favoritismos para ningún interés privado.
Los legisladores deben ahora estar del lado de México, impidiendo que deseos monopólicos y retardatarios, influyan en el progreso tecnológico de este país, que requiere hacer a un lado los velos y sesgos en materia de información, encarando con decisión el porvenir, sin temor a represalias.
Este es el momento de México, es el momento de los ciudadanos, es el momento de Libre Internet Para Todos.
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