El domingo por la noche, cuando mi compañero y amigo David Medrano dio a conocer en el programa Marcaje Personal los nombres de los interesados en invertir en la sociedad con la familia Leaño para la posible compra del Guadalajara, de inmediato regresa el fantasma de las pocas garantías que tienen empresarios para poder arriesgar su dinero en el futbol.
Qué maravilloso es encontrar a personajes como César de Anda, el magnate de la industria avícola y uno de los más prestigiosos empresarios jaliscienses. Presidente de la Comisión Nacional del Huevo y un amante al futbol. O Germán Larrea, uno de los hombres más ricos de México y que su discreción es su característica fundamental y el manejo de Grupo México como CEO tiene resultados magníficos de manera constante. Y de Marcos Achar, el judío que hizo de las pinturas un modelo tan exitoso que terminó vendiendo su emporio en dos mil 300 millones de dólares.
De estos empresarios se debería seguir nutriendo el futbol, claro que el interés es porque se trata de Chivas, que pese a sus problemas porcentuales es una marca muy exitosa y posicionada. Pero cuando se voltea a ver otros lados la oscuridad aparece ante los ojos de empresarios exitosos. El riesgo de un descenso siempre será el detonante para pensar en invertir, porque de qué sirve arriesgar grandes capitales de dinero si por incapacidad deportiva tienen que bajar de división, a la desprotegida y abandonada Liga de Ascenso, de donde muy pocos pueden entender cómo jugar ahí y los gastos que se generan pese a la poca capacidad del retorno de inversión.
Es por eso que urge una Liga sin descenso, un torneo que le dé a los empresarios futuro y que su dinero sea invertido en el desarrollo económico de la propia Liga. Los señores Leaño, de Anda, Larrea y Achar saben que si compran a Chivas hay recursos inmediatos, desde la cantidad millonaria en dólares por los derechos de televisión y todo lo que envuelve a una marca como ésta. Es por eso que si llegaran a descender la pena para la posible firma de contrato de compra venta es de 150 millones de dólares. Es porque a nadie le interesa el Ascenso, ahí la inversión es como tirar el dinero a la basura.
Muchos que entran al futbol por la puerta del Ascenso se arrepienten, porque los salarios de los futbolistas son costosos, los derechos de transmisión son raquíticos, la mayoría de las plazas tienen entradas muy malas y la venta de camisetas y productos oficiales es mínima. La diferencia de derechos de televisión de una división a otra es enorme, de recibir 600 mil a 1 millón de pesos por torneo en promedio, en la Liga MX al que peor le va recibe entre 3 y 4 millones de dólares, una gran diferencia.
Para conseguir inversión hay que garantizar seguridad. Empresas como Televisa, Azteca, Femsa, Cruz Azul, Cemex y muchas más que ya llevan años y años en esto lo saben y entienden perfectamente el modelo.
Es por eso que los rumores que la Liga MX se jugará pronto con 20 equipos no suena tan descabellado, siempre y cuando cierren el descenso. Una buena selección de ciudades y equipos que tengan arraigo y popularidad, que brinden la seguridad de penetración correcta y que le de tranquilidad a los inversionistas.
Buscar el crecimiento de esta forma no es incongruente, un modelo que tal vez a muchos le resulte ridículo, pero que estoy convencido que a la mayoría de los empresarios que en algún momento han pensado en invertir en este deporte les agrada la idea.
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