Y la bandera se vistió de luto frente al Ángel (crónica y videos)
La serpiente humana tenía un cascabel que acompañó la marcha por los desaparecidos de Ayotzinapa: "¡Fuera Peña Nieto!"
(Foto: Gustavo Sánchez & Aristegui Noticias)
Una serpiente se levanta y se estira el miércoles por la tarde en la Ciudad de México.
Partió del centro del poder mexicano, Los Pinos, la residencia presidencial.
Serpentea sobre Reforma y sobre la avenida Juárez.Recorrerla de punta a punta sólo es posible en bicicleta. El tránsito vehicular en las calles paralelas es a vuelta de rueda.
La cabeza de la sierpe pasa por Bellas Artes cuando la cola todavía toca la Estela de Luz. Así de grande, así de larga. Como un ejército, uno que no calla ni obedece. Hoy salta, grita, o carga una pancarta. También toca la guitarra y acompaña al coro:
“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
Es un coro vigoroso y triste. También de dolor se canta.
La serpiente, claro, tiene cascabel. Un cascabel que suena en todo momento: “¡Fuera Peña Nieto!”
“Dan armas al Ejército, en lugar de darles futuro a los estudiantes de México”, reclama el orador del camión con sonido.
En la vanguardia, como en ocasiones anteriores, avanzan el dolor y la esperanza de algunos padres de los 43 desaparecidos desde el pasado 26 de septiembre. Unos marchan en huaraches.
Mientras tanto, unas banderas con el escudo nacional al frente ondean frente al Ángel de la Independencia, donde un grupo prende antorchas. Son banderas que se han vestido de luto. Desaparecieron el verde y el rojo y apareció el negro.
Es un miércoles agitado. De serpientes humanas, tambores, banderas negras, antorchas, gritos, consignas sin fin, y preguntas: “¿Por qué, por qué nos asesinan, si somos la esperanza de América Latina?”.
El cascabel vuelve a sonar: “¡Estado, Estado, es culpa del Estado!”.
Los estudiantes de la UNAM, la UAM, la UACM, el Politécnico, Chapingo, la Iberoamericana, el CIDE –incluso de la Normal Rural Isidro Burgos- y otras casas de estudio que conforman los más grandes contingentes de la marcha, son vistos por decenas de oficinistas en la banqueta, a medio camellón o en cafetines.
Toda la serpiente avanza principalmente por uno de los dos carriles centrales de Paseo de la Reforma; pero por momentos se desborda y avanza por ambos.
Hasta el fondo de la marcha vienen los barrenderos. Ellos recogen lo que ha dejado a su paso la serpiente humana. Pero no levantan todo. No se llevan el reclamo, las fotos… la pólvora, las olas, la semilla que han dejado miles.
Faltan miles de dedos para contar a todos los integrantes de la sierpe humana que, bajo una luna intensa y un viento desatado, abandonan al Zócalo…
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