“El problema no es Trump” y otros artículos, a unas horas de #EleccionesEU
"La democracia norteamericana está enferma", afirma Jesús Silva-Herzog Márquez.
Foto: Reuters
Periodistas y políticos dedicaron sus artículos a las elecciones en Estados Unidos, a unas horas del “Día D”:
“El problema no es Trump”, artículo de John Carlin en El País
“…El problema es el trumpismo, un cóctel de odio y fascismo repleto de mentiras e incoherencias confeccionado sobre la marcha por Trump y sus aduladores en un proceso febril de incitación mutua. Los ingredientes del odio los conoce cualquiera que ha prestado una mínima atención a la campaña presidencial de Estados Unidos: denigra a los mexicanos, a los musulmanes, a los judíos, a los negros, a los inmigrantes en general, a los minusválidos, a los intelectuales y a las mujeres, especialmente las mujeres modernas, postfeministas e independientes…”.
“Faulkner ante la América de Trump”, artículo de Ariel Dorfman, en El País
“¿Caerá Estados Unidos en el abismo y el desconsuelo? ¿Se encuentra hoy este país marchando fatalmente a un destino trágico, como tantos personajes implacables de Faulkner, o sus ciudadanos tendrán la sabiduría para probar en forma contundente y avasalladora que, en efecto, su país merece sobrevivir?”.
“Una democracia enferma”, artículo de Jesús Silva-Herzog Márquez en Reforma
“La democracia norteamericana está enferma. Esta campaña ha sido una larga exhibición de sus achaques. Lo más temible, por supuesto, es el surgimiento de una opción fascista”.
“Votaré por Hillary Clinton”, artículo de Rosario Marín en Milenio
“Mañana serán las elecciones en Estados Unidos. Por primera vez participa una mujer con serias probabilidades de ganar, mientras que, por el otro lado, emergió un candidato que nadie imaginó sería postulado y que se tornaría en horrenda pesadilla y amenaza para el país que pretende gobernar y para todo el mundo. Tradicionalmente se espera la “sorpresa de octubre”, algo inadvertido, susceptible de cambiar el rumbo electoral. Pero ahora fue cortesía… del director del FBI”.
“Triunfo de Trump, derrota de todos”, artículo de José Murat en La Jornada
“Un escenario de triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales, inconcebible para mentalidades racionales, abominable para destacados dirigentes del Partido Republicano, tendría efectos adversos para los socios comerciales de Estados Unidos, como México, China y la Unión Europea, y para la economía mundial, pero especialmente tendría resultados lesivos para la estadunidense. En su maniqueísmo primitivo de culpar a otros, Trump plantea como eje de su propuesta de gobierno expulsar inmigrantes, cerrar fronteras, confiscar remesas, cancelar tratados internacionales y prohibir inversiones en el extranjero”.
“Escenarios Postelectorales en Estados Unidos y su impacto en México”, artículo de Ernesto O’ Farrill Santoscoy en El Financiero
“Este martes es el día “D”, el día de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. El sube y baja continuo de las encuestas, y la pérdida de credibilidad en las mismas, de acuerdo a lo que ha pasado recientemente en las realizadas en el referéndum del Brexit, o en el referéndum de Colombia a favor de la Paz, o en las elecciones en España, o en México, en donde se ha confirmado que los encuestados no dicen la verdad, nos hacen pensar que en las elecciones de mañana, todo puede suceder”.
“La posible bendición de Donald Trump”, artículo de León Krauze en El Universal
“La eventual derrota de Donald Trump sería un golpe a la línea de flotación de la intolerancia republicana. Ningún candidato en la historia del partido ha encarnado de mejor manera la virulencia del movimiento conservador estadounidense. En ese escenario, la derrota de Trump podría marcar el principio del fin de esta, la versión más nociva del Partido Republicano. Y subrayo la palabra principio porque la furia republicana tiene cuerda para años y el éxito de Trump seguramente le abrirá la puerta a futuros demagogos. Pero nada de eso borra una tercera derrota presidencial consecutiva ni sus consecuencias. No hay que olvidar que el único límite de la obcecación política es la derrota
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