El Fútbol Instrumento Paralizante de Manipulación Televisiva
Por Pedro Echeverría V. El magnate de Televisa está nervioso. Imagínense nada más: es propietario de un negocio de poco más de 600 millones de dólares que perdería si el equipo mexicano no consigue su pase a Brasil 2014. Perdería millones en contratos de televisión, patrocinios, factores micros y macros, directos e indirectos que no se realizarían y representaría una pérdida junto a cuatro años de inversión en un equipo que finalmente le terminaría dejando en números rojos de este gran negocio que llaman "fútbol mexicano". Televisa ha inyectado enormes capitales que no puede perder. Da risa, pero también coraje y decepción por lo que han hecho el capitalismo y los medios de información con la mente de las personas. Moverlos como quieren, manipularlos como desean, dirigirlos cuando les venga en gana. Si el equipo nacional pierde se habla hasta de suicidios; por lo contrario, si gana las multitudes llenan calles y plazas para gritar por su equipo; las cantinas rebozan para el desahogo y las oficinas públicas se paralizan. Ese fanatismo se ha desarrollado en casi todo el mundo: México, Brasil, España. El Futbol es una religión o es como ella. No soy patriota porque odio las fronteras que dividen al mundo al ser impuestas hace siglos por las guerras y la ley del más fuerte. Nací de manera casual en esta región, como pude haber nacido en otro lugar a 10 mil kilómetros, o no haber nacido. Me es enteramente igual que gane o pierda México u otro país en fútbol o cualquier competencia. Además no sé quien inventó esto de competir en deporte, en política y riquezas, aunque sí sé de los millones y millones de negocios que se han hecho alrededor de estas cosas que hablan de ganadores y perdedores, de manipuladores y manipulados. Las competencias como un juego para que cada quien se sienta personalmente mejor en sus relaciones sociales, en su trabajo, en sus ejercicios deportivos, pueden ser buenas mientras no dañen el organismo o la mente; pero la aparición de los premios y los castigos para distinguir a buenos y malos, a ganadores y perdedores, ha llevado a profundas diferencias sociales. Además de la propiedad privada y la acumulación de riquezas, las ideas de premiar "a los mejores" y castigar a los "perdedores", ha llevado a la mayor estratificación de las clases sociales y a la profundización de sus diferencias. Lo que sí es seguro, es que los que piensan mucho en fútbol, en telenovelas, en la virgen de Guadalupe y en Pedro Infante, les queda poca mente para pensar en la causa de los problemas económicos, políticos y sociales en que vive. Más aún, ese es el objetivo que se busca al fanatizar al 80 por ciento de la población: que no le quede tiempo ni lugar en la mente para pensar en su triste vida, en su miseria económica, en el desempleo y la explotación de que es objeto. Poseo información consistente en que los periódicos deportivos y las revistas de telenovelas venden el triple de otras publicaciones. A los políticos y empresarios no los manipula el fútbol, la TV o las telenovelas porque ellos cumplen con el papel de manipuladores. Cuando Peña Nieto y los legisladores de todos los partidos aplauden o felicitan a los futbolistas cumplen con el papel de políticos que se "identifican con el pueblo" para ganar apoyo y votos. Son idénticos a los empresarios que se dicen "muy mexicanos" pero siempre dolarizan sus pesos y los invierten en el país que les brinde mayores ganancias. Por el contrario el pueblo humilde que rodea el "Ángel de la Independencia" al grito de "Viva México", es aplaudido a conveniencia por la TV. Televisa, TV Azteca, Tele Fórmula, pensando en el gran negocio que representa el futbol, han buscado imponerlo en todo el país, pero en muchos estados el fanatismo es esencialmente hacia el catolicismo y otras religiones. Pero entre un fanatismo u otro habría que investigar cuál es más bloqueador de la lucha por la libertad. |
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